La vivienda de Favara está situada en la ladera de una montaña, en el límite oeste de una finca dedicada al cultivo del aguacate. Situada en el bancal de mayor altura, con unas magníficas vistas al mar, surge como necesidad residencial de los propietarios para poder vivir en el mismo lugar de trabajo.

La vivienda pretende ser una continuidad de la montaña, alzándose como un conjunto de volúmenes de piedra, con diferentes alturas en función del uso que albergan y la forma en la que captan la luz o las vistas exteriores. Ese sumatorio de volúmenes da como resultado una planta en forma de “U” que pretende abrazar a la montaña y posicionar las diferentes estancias entorno al vacío central y las vistas al mar.

A la vivienda se accede por la parte norte, a través de un paso iluminado cenitalmente y se llega a un patio abierto, al que vuelca el distribuidor que da acceso a las habitaciones y la habitación principal. El acceso al interior se hace a través de una puerta enmarcada en uno de los volúmenes de piedra que contiene el salón comedor y hall de acceso, y desde ese punto se puede contemplar las espectaculares vistas al mar. Los espacios de salón, hall y cocina tienen diferentes alturas en función de la necesidad de cada uno, y están conectados por el lado sur a los porches exteriores y por el lado norte al distribuidor que da acceso a las habitaciones. El escalonamiento en planta que se produce en las habitaciones pretende proveerlas de la mayor cantidad de luz posible.