Viviendas enterradas. Sostenibles, Ecológicas y Económicas

Las viviendas enterradas y semienterradas no son una novedad en nuestro tiempo puesto que no son más que la reinterpretación de la primera vivienda del hombre, la cueva, pero dotada de un sumo grado de confort. Son una apuesta por viviendas sostenibles, ecológicas y económicas.

La tierra se convierte en una envoltura altamente eficiente que hace que el interior de las viviendas suavice la temperatura exterior absorbiendo el calor de los meses de verano y liberándolo durante los meses más fríos del invierno. Esto permite sacar un provecho de la masa de tierra que aísla a la vivienda, cuya temperatura ronda durante todo el año los 13ºC. Obviamente, este efecto en los meses de verano se invierte y se libera frescor en la época más cálida del año produciendo un importante ahorro energético.

La estructura en forma de bóveda de hormigón, que se plantea en muchas de estas construcciones,  minimiza los costos de materiales y saca el máximo partido, ya que la forma de trabajo de las cargas permite que los espesores sean menores reduciendo la cantidad de materiales de construcción y mano de obra. De este modo el costo se reduce hasta 5 veces y la construcción es sumamente rápida, lo que se traduce en un importante ahorra económico.

La huella ecológica es baja pese a la transformación del terreno que es necesaria ya que se  repone el terreno que ha sido modificado minimizando el impacto.  Se usan elementos del mismo medio natural, por lo que el nivel de residuos sobrantes es mínimo o nulo.

En boca de Malcom Wells, considerado pionero de las casas enterradas, resumía así su teoría: “otro tipo de edificios están emergiendo, aquellos que realmente curan las cicatrices de su propia construcción conservan el agua de lluvia y energía y aportan un hábitat para otras criaturas que no sean los humanos”

Un ejemplo de este tipo de edificaciones es de proyecto de Binishells en California, que vemos en estas fotos.

Proporcionan edificios de alta eficiencia y más baratos que una vivienda convencional, utilizando menos mano de obra y menos materiales en la construcción. Estas viviendas también incluyen tratamiento de las aguas e invernaderos para la producción de calor y alimentos. La electricidad proviene de la recuperación de la energía de la tierra mediante geotermia o de placas fotovoltaicas, y el agua sigue un sistema de depuración que permite el autoabastecimiento de las viviendas.

Este tipo de construcción se podría extrapolar a todo tipo de construcciones como centros de salud, colegios, gimnasios, edificios comerciales, oficinas,  almacenes…

Suena bien ¿no? Igual no nos tendremos que preocupar en un futuro por las facturas del hogar.