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Premio Pritzker 2018 para el arquitecto indio Balkrishna Doshi

El Premio Pritzker 2018 ha recaído en Balkrishna Doshi, primer arquitecto indio en recibir este galardón, gracias al carácter comprometido de su arquitectura que responde a los condicionantes sociales, económicos y ambientales del contexto cultural donde construye, siguiendo una línea muy original fuera de tendencias y modas.

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El Premio Pritzker 2018 ha recaído en Balkrishna Doshi, primer arquitecto indio en recibir este galardón, gracias al carácter comprometido de su arquitectura que responde a los condicionantes sociales, económicos y ambientales del contexto cultural donde construye, siguiendo una línea muy original fuera de tendencias y modas.

El Premio Pritzker, patrocinado por la Fundación Hyatt, se ha convertido en el galardón internacional más prestigioso en el campo de la arquitectura. El jurado de este año, presidido por el arquitecto australiano Glenn Murcutt, ha decidido conceder el 2018 Pritzker Architecture Prize Laureate a Balkrishna Doshi (Pune, 1927).

Balkrishna Vithaldas Doshi estudió arquitectura en Mumbai. Sus inicios profesionales están marcados por la colaboración en el atelier de Le Corbusier entre 1951 y 1954, haciéndose cargo, desde ese año y hasta 1957, de la dirección de las obras del maestro en Ahmedabad. Posteriormente, se asociaría con Louis Kahn para desarrollar el campus del Instituto Indio de Gestión (1962-1967), también en Ahmedabad.

De manera independiente, ha desarrollado una larga trayectoria profesional, a través de la fundación de Vāstu Shilpā (posteriormente denominada Vāstu Shilpā Consultants), colaborando con arquitectos como Anant Raje (1929-2009), con el que se asocia en 1957, o Joseph Allen Stein (1912-2001), al que se asociaría en 1977.

Sus primeros proyectos muestran una influencia clara de la arquitectura occidental. El ejemplo de la obra india de Le Corbusier le lleva a adaptar la modernidad europea al contexto oriental, recurriendo a una imagen formal basada en el uso de terrazas, pórticos y elementos de protección solar, por ejemplo en el Instituto de Indología (1957-1962), en Ahmedabad.

Con el paso del tiempo su arquitectura se contagia del movimiento brutalista, proponiendo formas rotundas donde predominan las grandes superficies de hormigón. El carácter texturado de este material y su empleo en todos los paramentos del volumen definen una imagen sobria y monumental en edificios como el Premabhai Hall (1972) y el Instituto Indio de Gestión (1977-1985), en Bangalore, con interiores desnudos bañados por dramáticas entradas de luz.

El respeto que siente por la cultura oriental le ha llevado a buscar una adaptación progresiva de la modernidad, introduciendo materiales, formas y técnicas constructivas tradicionales, que no rechazan la contemporaneidad. A la prefabricación incorpora trabajos de artesanía local, al vocabulario moderno suma referencias a la historia y la construcción indias, a la funcionalidad añade poética y misticismo.

Al cuestionarse su propia identidad, su arquitectura acepta encontrarse en un lugar y un paisaje concreto, con una climatología extrema y un elemento natural con el que debe armonizar, por ejemplo en la antigua Escuela de Arquitectura (1966-1968), actual Centro de Planificación Ambiental y Tecnología CEPT, de Ahmedabad.

La elección del material es clave en estas nuevas relaciones con el entorno. En proyectos como la casa Kamala (1963) en Ahmedabad, el ladrillo contrarresta el dominio absoluto del hormigón. La casa se acopla con la naturaleza circundante. Terrazas y porches conectan al habitante con la naturaleza que le rodea, mientras la sobriedad exterior da paso a un mundo interior de color.

Inspirándose en los recuerdos de su pasado, la cultura oriental, la tradición y el estilo de vida indios, el proyecto de su propio despacho en Ahmedabad, conocido como Sangath (1980), recurre a formas abovedadas semienterradas en el paisaje, espacios aterrazados a diversos niveles, fuentes, surtidores y estanques, en simbiosis con la naturaleza que lo rodea. Los volúmenes proyectados se concretan como verdaderos laboratorios de investigación arquitectónica.

Las formas cupuladas y abovedadas marcan el proyecto de la galería subterránea de arte Amdavad Ni Gufa (1994), que acoge la obra del artista y cineasta Maqbool Fida Husain (1915-2011). La cubierta exterior, como caparazones ondulados, se reviste de mosaico. El interior posee un aspecto cavernoso, casi uterino, cargado de reminiscencias, que ayuda a la conservación de las obras de arte, al mitigar los efectos del calor intenso.

Dentro de la trayectoria profesional de Balkrishna Doshi destaca la planificación urbana. El arquitecto se ha marcado como objetivos la calidad de vida de los habitantes, sus necesidades fundamentales o sus hábitos, costumbres y tradiciones. Partiendo de la idea de que el diseño convierte refugios en hogares, y que la agrupación de hogares genera comunidades, entiende la ciudad como un centro de oportunidades para las clases más desfavorecidas.

Como una imposición ética a su trabajo, posee un gran número de proyectos de viviendas de bajo costo, que se inician ya en la década de 1950. Siendo consciente de a quién va dirigida la edificación, su problemática social y económica, y desde planteamientos ambientales y sostenibles, Doshi fomenta el sentido de comunidad.

En las viviendas proyectadas en Ahmedabad para una empresa de seguros de vida (1973), conocidas como Bima Nagar, la edificación se compone de prismas interconectados. Las conexiones, accesos y circulaciones estructuran la volumetría y ordenan la vida que se desarrolla en su interior.

El complejo residencial de Aranya (1989) sobresale por la generación de espacios de múltiples posibilidades, tanto públicos, como semipúblicos y privados. Se trata de un entramado laberíntico de viviendas económicas de tipologías variadas (desde espacios unipersonales a villas de gran superficie), interconectadas por patios, pasos y viales.

La trama urbana presenta una superposición de estratos, espacios intermedios y áreas de transición entre el exterior público y el interior privado, favoreciendo el intercambio y la relación social, típicas de la vida india. Los porches, galerías y escaleras trascienden su mera utilidad para convertirse en espacios vivideros de carácter social. La arquitectura presenta un aire indeterminado que promueve la adaptabilidad y la personalización.

La obra de Balkrishna Doshi puede definirse como comprometida, al presentar un marcado carácter social. La arquitectura es entendida como una respuesta a las condiciones que marca la vida que debe acoger. La vida se funde con la arquitectura. Su obra parece decir que sin esa vida, no hay arquitectura.

Fotografías de VSF

https://www.pritzkerprize.com/

https://www.sangath.org/

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