Gracias a una mezcla de piedra y arcilla, el estudio de arquitectura Oppenheim Architecture con sede en EE. UU. y Suiza, diseña un edificio que recuerda a una forma de roca natural erosionada por el agua que fluye. Una edificación dentro de la cual encontramos la planta de tratamiento de agua en Muttenz, Suiza.
El estudio de arquitectura diseñó el edificio para convertir lo que normalmente sería un edificio privado en un punto de referencia para la ciudad, arquitectura escultórica capaz de atraer a los visitantes a los espacios educativos de la galería e instalaciones.
Oppenheim Architecture creó las instalaciones de tratamiento para el municipio de Muttenz para combinar las exigentes necesidades tecnológicas, la educación y la conservación por un respeto hacia el entorno que rodea a la edificación. Una arquitectura creada bajo la premisa de apertura, respetando el bosque protegido que se encuentra junto a las instalaciones.
Tal y como explica el equipo de arquitectos, el rol de la arquitectura es vincular y expresar la tecnología única y avanzada, ubicada en un ecosistema natural y enfatizando la importancia del proceso de purificación.
Las grietas en las elevaciones sin ventanas tienen como objetivo atraer a visitantes curiosos, con una entrada principal a través de un espacio similar a una caverna que parece haber sido cortada de la base de la estructura. Desde esta misma, una escalera de caracol conduce a una plataforma de observación desde la que se puede observar la infraestructura de la planta, dispuesta en tres plantas diferentes.
La instalación de tratamiento se diseñó para que pareciese que fue tallada en una forma sólida. Una estructura que consta de cortes en el techo para atraer la luz del día hacia las áreas públicas, creando un contraste con los espacios funcionales más oscuros de la planta.
Fotografía, Börje Müller