Oporto y su arquitecturaDentro de la serie que la revista Arquitectura y empresa dedica a las ciudades más interesantes que podemos visitar, publicamos hoy esta reseña de Oporto, la ciudad en la que tienen su estudio los arquitectos Alvaro Siza y Souto de Moura.
Oporto es de esas ciudades marcadas por su emplazamiento y su orografía. Situada en la desembocadura del rio Duero, un delta abrupto formado por un río que ha ido tallando el relieve hasta abrirse al océano, fueron los celtas los primeros que se establecieron en sus orillas. Los romanos apreciaron en seguida sus condiciones y convirtieron la primitiva aldea en un puerto al que denominaron Portus Cale, origen del topónimo Portugal. Era un puerto estratégico y un fondeadero seguro, que servía de parada intermedia en la ruta de Lisboa a Braga.
Tras la ocupación árabe es reconquistada por Alfonso I de Asturias, pasando posteriormente a la corona de Castilla y León. El rey Alfonso VI la cedió a su hija Teresa que casó con Enrique de Borgoña fundando el Condado Portulacense.
El hijo de ambos, Alfonso Enriquez, tras vencer a los musulmanes en la batalla de Ourique, fue reconocido como primer rey de Portugal por Alfonso VII de Castilla en el año 1143, consolidando la independencia de país.
La estrecha relación de estas tierras con Inglaterra proviene del Tratado de Windsor, del año 1387, cuando Juan I se casa con Felipa Lancaster, nieta de Enrique III. A partir de ese momento comienza la expansión marítima y comercial protagonizada inicialmente por Henrique el Navegante, hijo de Juan I. Oporto se convierte entonces en un puerto estratégico por el que fluyen las mercaderías que llegan desde las colonias africanas, asiáticas y americanas.
Oporto fue española desde 1580 hasta 1640, años de gran impulso económico y cultural que anticiparía el llamado siglo de Oro de Oporto durante el XVIII.
La ciudad nace junto al río y alrededor del puerto, en el llamado barrio de la Ribeira, y va creciendo hacia arriba, hacia sus dos colinas, que forman en su centro una gran vaguada. Una de ellas está coronada por el Palacio Arzobispal y la Catedral, y la otra por la Iglesia y Torre de los Clérigos. Curiosamente ambos edificios fueron realizados por su gran arquitecto Niccolo Nasoni, una figura clave que construye la mejor arquitectura barroca de la ciudad.
Nasoni nació en la toscana italiana en 1691, y después de una reputada carrera artística en Siena de la mano del maestro Giussepe Nicola Nasini, y en la Isla de Malta, donde pinta los pasillos y techos del Palacio Magistral de La Valetta, llega a Oporto invitado por Jerónimo de Távora e Noronha. En esa ciudad realiza sus mejores obras: Palacio Arzobispal, Logia y frescos de la Catedral, Iglesia y Torre de los Clérigos (donde está enterrado), Palacio de Sao Joao o Novo, Iglesia do Bom Jesús en el barrio costero de Matosinhos…
La evolución urbana de Oporto a partir del XIX, su ensanche burgués, se produce ya sobre la planicie y en torno a un eje principal, que es la Avenida de los Aliados y la Plaza de la Libertad. Es verdad que junto a la Ribeira y en torno a los Jardines del Infante Dom Henrique surgen durante esos años edificios representativos importantes como el Palacio de la Bolsa, pegado al maravilloso complejo religioso de la Orden Franciscana, pero la actividad urbana se desplaza definitivamente hacia el ensanche , que corona el magnífico edificio del Ayuntamiento. En esa zona se sitúa la famosa Rua de Santa Catalina, una de las principales vías comerciales de la ciudad y donde encontramos el Café Majestic, protagonista de la historia cultural portuguesa desde los años veinte del siglo pasado.
Ya en este siglo, Oporto crece hacia la costa marítima, donde la orografía es más suave, y lo hace siguiendo el eje de la Avenida Boavista que llega hasta Neovigilde y el Parque de la Cidade, donde encontramos el famoso Pabellón del Agua de la Expo 98. Al norte de este punto empieza el barrio portuario de Matosinhos y las playas de Leça da Palmeira, donde se sitúa el famoso restaurante que Siza proyectó en 1958 y que en el siguiente capítulo os mostraremos.
Solo nos falta citar Vila Nova de Gaia, en la otra orilla del Duero; ahora ya es un barrio de Oporto gracias a los magníficos puentes que unen ambas márgenes. El primero, diseñado por Teophile Seyrig, socio de Gustave Eiffel , fue el de Maria Pia en 1876, y el segundo, inaugurado en 1886 y también firmado por Seyrig,-ya independiente de Eiffel- es el llamado `puente de Luis I. Ambos responden al modelo de arco catenaria formado por triangulaciones de perfil roblonado, con torres en sus nudos para formar los tableros horizontales. En el caso del Luis I el paso de vehículos es doble, a través de sus dos tableros, uno superior y otro inferior; éste último une la Ribeira con la otra orilla. El tercero es el puente de la Arrábida, de concepto similar pero en Hormigón Armado, firmado por el ingeniero Edgar Cardoso en 1963.
Por estos puentes llegamos hasta la ladera de Gaia, donde encontramos la mayoría de bodegas de vino de Oporto, un vino dulce que proviene de la interrupción temprana de la fermentación de la uva, que toma diferentes olores, sabores y texturas, dependiendo de la madera, el tamaño de la barrica y sobre todo, en función de su envejecimiento. Como pasa con el vino de Jerez, muchos de los protagonistas iniciales en la historia de este vino son aventureros ingleses que fundan sus bodegas tras las guerras napoleónicas. Es el caso de la bodega Sandeman, la conocida por el logotipo que combina el sombrero jerezano con la capa portuguesa.
En el siguiente capítulo os hablaremos de la arquitectura moderna de Oporto que no podeis dejar de visitar.
