Iglesia de Firminy, Francia. Le Corbusier / José OubrerieJosé Oubrerie se encargó del proyecto de la Iglesia de Firminy, Francia, tras la muerte de Le Corbusier. Las obras comenzaron en 1970, no terminaron hasta 36 años después. Más que una construcción post mortem para el arquitecto es una continuidad en el tiempo, una evolución lógica del modelo arquitectónico, puesto que trabajó desde el inicio con el propio Le Corbusier.
Desde el comienzo de la obra el edificio ha pasado por diferentes estados. En 1978 se paralizó la obra por falta de recursos económicos, el cuerpo inconcluso, fruto del abandono, presentaba estado ruinoso. No fue hasta casi dos décadas después que se consiguió que el estado francés declarara el edificio Monumento Histórico, en 1996, y comenzase la movilización para recaudar fondos para la continuación de la obra.
Según Oubrerie, todo parte del concepto “girar en torno” a un prisma vertical de base cuadrada y colocar un altar en el eje. Descubrir el objeto, girar alrededor de éste, contemplando todos sus alzados, y finalmente entrar dentro para descubrir el espacio interior. En Firminy esta “promenade” se realiza a través de la sucesión de espacios controlando la articulación de uno a otro. Del gran espacio horizontal exterior al elevado espacio vertical en el interior. El espacio se va comprimiendo progresivamente hasta llegar al acceso, un paso más y el descubrimiento de la verticalidad del espacio interior.
La idea de verticalidad surge de la situación que debía ocupar la Iglesia, que actúa de foco en la concavidad del terreno.
Para comprender la transformación geométrica del objeto se proyectaron lucernarios cenitales que enfatizan la verticalidad interior de la cúpula y entradas de luz alrededor de la base que ayudan a entender la planta cuadrada.
Le Corbusier buscaba una textura para las paredes internas que captase la luz blanca del cielo y que ofreciese la mejor calidad acústica. Durante la construcción, de la que se encargó José Oubrerie tras la muerte de Le Corbusier, no pudo asumirse económicamente un encofrado especial, se abandonó esta idea. Además tras la retirada del encofrado, cuando José Oubrerie vio la pureza de la cáscara interna de hormigón se dio cuenta que no podía cubrirse con cualquier revestimiento.
Se dispusieron dos altares, uno para la capilla de diario y otro para la gran iglesia dominical, cuyo palco se sitúa en espiral ascendente. El acceso se produce bajo el balcón, al mismo nivel que la capilla de diario, desde la que también se ve el altar mayor.
Durante el proyecto tuvieron que reducir la altura de la cúpula debido al excesivo coste que supondría. Le Corbusier supo cómo controlar el problema, buscando la dimensión justa que acomodase todos los datos. No fue suficiente esta reducción, la planta baja se tuvo que recortar cuatro metros de la original.
La Fundación Le Corbusier aportó los primeros desembolsos para iniciar la construcción. Para conseguir financiación del gobierno francés tuvo que modificarse la función del edificio, no sólo acogería uso religioso sino también cultural. Finalmente se ha ubicado en la planta baja un museo y centro de interpretación de la obra de Le Corbusier.
© Fotos Richard Weil vía Flickr
