Entre cuatro paredes. El arte de estirar el espacio

El cambio que el confinamiento ha producido en nuestras vidas nos lleva a reflexionar sobre nuestro espacio vital ahora y en su evolución en el futuro. La dirección parece clara: la flexibilidad del espacio

Ahora que el confinamiento nos ha hecho volver la mirada hacia nuestras viviendas, somos más conscientes del espacio que nos envuelve, y que a veces nos encierra. Intentamos llevar a cabo actividades para las que claramente ese espacio no ha sido pensado, y nos hemos encontrado haciendo de nuestros comedores oficinas, colegios, talleres de manualidades y gimnasios, todo a la vez.

Que nuestras viviendas no funcionen bien para estos propósitos es comprensible. Lo que sí estamos observando es cómo los modelos tradicionales de vivienda se quedan desfasados ante una demanda creciente de viviendas para conjuntos de personas que se alejan del grupo familiar tradicional: familias monoparentales, parejas que no quieren tener hijos, compañeros de piso, o simplemente gente cuyas circunstancias vitales cambian cada cierto tiempo.

Por todo esto, en este artículo se analizan tres proyectos diferentes: para una familia, para una pareja y para una persona, cuya misión común era aunar en el mínimo espacio posible todos los supuestos de habitación requeridos.

1. Casa MJE – PKMN architectures

Este proyecto tenía la misión de ser la segunda residencia de una pareja, a la que se le podían sumar sus hijos de vez en cuando. Ellos buscaban una solución flexible, que les permitiera aprovechar siempre todo el espacio y vivir cómodamente cuando estuvieran todos juntos, pero que no dejara la vivienda infrautilizada cuando solo estuvieran ellos.

La solución llegó mediante la movilidad del mobiliario, diseñado y situado estratégicamente para hacer de mobiliario y tabiquería simultáneamente, cambiando el espacio con su movimiento y con su transformación, desplegándose cajones, camas y puertas que transforman el espacio en zonas de estar o dormitorios en varias combinaciones en función de las necesidades.

Con este sistema, las “zonas servidas” de la vivienda pueden ser completamente diáfanas para hacer una reunión de amigos o una sesión de gimnasia, puede desplegarse una sola habitación, o dos, y con diferentes niveles de apertura al resto del espacio. En palabras de la propietaria “me fascina que el piso se adapte a nuestras necesidades, no nosotros a los espacios del piso. El espacio se convierte en lo que nosotros necesitamos en ese momento”.

Proyecto de PKMN Architectures (estudio disuelto, proyecto disponible en la web de Enorme Studio y EEESTUDIO)

Fotografías y vídeo de Javier de Paz García

 

2. Batipin flat – Studio wok (2015)

Este proyecto se concibe con la pretensión de dotar a un pequeño apartamento de 28 m² de las posibilidades de un piso normal, para una pareja con invitados ocasionales. La filosofía es sencilla: ubicar los espacios sirvientes (cocina y baño) en un extremo para liberar una sala lo bastante amplia para el resto de los usos.

La polivalencia de este espacio reside en la capacidad del mobiliario (tanto el fijo como el móvil) de transformarse o cambiar de sitio para permitir las distintas actividades. La cama de matrimonio se pliega o despliega, la de invitados es a la vez el sofá, y la mesa y sillas pueden moverse para comer o permitir un espacio despejado. Todo el conjunto panelado en madera esconde un mobiliario a medida que permite el almacenamiento sin sensación de ocupar espacio. Por lo tanto, la habitación es a la vez dormitorio, comedor, salón, zona de trabajo, de hacer ejercicio o de reunirse con amigos.

El apartamento debe su nombre a los paneles batipin (contrachapado), que caracterizan el mobiliario polivalente de la estancia principal. Destaca la diferencia de estilo con la cocina y el baño, ambos de un azul intenso que remarca el diferente concepto de las habitaciones.

Proyecto de Studio wok

Fotografías de Federico Villa Studio

 

3. Miniapartamento en París – Kitoko Studio

Este proyecto tenía la misión de acondicionar un espacio de tan solo 8m2 en un estudio que permitiera a una persona dormir, asearse, cocinar y almacenar sus pertenencias. Su reducida superficie se debía a que era una de las habitaciones tradicionalmente destinada al servicio o portería en la última planta de los históricos edificios de viviendas del centro del París de Haussmann. La alta demanda de alquileres y la proliferación de personas solas que buscan un alojamiento de corta estancia ha promovido la conversión de estas habitaciones en cotizados miniapartamentos con las mejores vistas y ubicación de París.

En este caso, el eje del proyecto es un gran mueble adosado al lado “largo” de la habitación, que articula a la derecha el baño, arriba la cama y abajo un conjunto de módulos de los que emerge una escalera-estantería, mesa con sillas, y espacio de almacenamiento. El conjunto lo cierra el mobiliario de cocina, bajo la ventana, que aúna en pequeño espacio bancada, fregadero, cocina portátil, nevera y microondas.

Lo mejor de este proyecto, además de su versatilidad, es que permite plegar y esconder todos los usos de tal modo que el apartamento da una inesperada sensación de amplitud y ligereza, permitiendo disponer de más espacio libre que muchas habitaciones comunes.

Proyecto de Kitoko Studio

Fotografías de Fabienne Delafraye