ARQUITECTURA

El peso del lugar y el poso de la historia: algunas obras de Kavakava

Un intenso análisis de los condicionantes del entorno hace que los proyectos de los estonios Kavakava resulten sensibles con la memoria, la historia y las peculiaridades de los lugares donde intervienen

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Un intenso análisis de los condicionantes del entorno hace que los proyectos de los estonios Kavakava resulten sensibles con la memoria, la historia y las peculiaridades de los lugares donde intervienen


El estudio Kavakava Arhitektuuribüroo, dirigido por los arquitectos Siiri Vallner e Indrek Peilcon y con sede en Tallin (Estonia), fue fundado en el año 2002. Su trayectoria viene definida por actuaciones donde se valoran las potencialidades del lugar, el peso de la historia a través de las preexistencias y la manipulación geométrica de la forma.





En el pabellón deportivo Lasnamäe (2002-2003), en Tallin, la pista interior de atletismo condiciona, en gran medida, la forma exterior del volumen, curvando uno de los extremos de la edificación. La piel rompe la monotonía de las grandes superficies gracias a su materialidad, mediante revestimientos y montantes verticales de madera, así como, las sombras arrojadas de las vigas, o celosías de cables, sobre los muros de hormigón visto.













El gimnasio de Pärnu (2005) está completamente conformado por superficies curvas. Situado en la parte posterior de un colegio de arquitectura clásica, la nueva geometría busca una confrontación de oposiciones. A la arquitectura simétrica y racionalista de trazado ortogonal se le opone un diseño orgánico e irregular de formas onduladas.





A pesar de todo, la nueva edificación entabla un sutil diálogo con las preexistencias, alcanzado un tamaño y una altura similares al edificio histórico. Los muros exteriores se realizan en ladrillo rojo, en un guiño a las fábricas tradicionales, mientras que el cerramiento que se sitúa frente a la escuela es completamente de vidrio. El reflejo del propio colegio permite que el gimnasio posea una fachada clásica durante el día, desmaterializada por la luz durante la noche.









A pesar del tamaño reducido y la sencilla planta del Museo de Ocupaciones (Okupatsioonide Muuseum, 2003), de Tallin, su volumetría se vuelve compleja al despegar una de sus esquinas para permitir el paso bajo la edificación y, así, poder acceder al museo a través de un patio abierto al exterior.











El alarde volumétrico, plegando y alzando las losas de hormigón, se contrarresta con el aspecto liviano del edificio, acristalado en su perímetro. El interior ha sido tratado como un espacio continuo y fluido, sin separaciones, donde el recorrido circular alrededor del patio permite la conexión visual entre todos los espacios y de estos con el entorno inmediato.







La geometría origina por completo el proyecto de la guardería Lotte (2008), en Tartu. Con un trazado basado en la forma de una estrella o un asterisco, que se adapta a una parcela cuadrangular, se consigue la creación de seis piezas autónomas, separadas por patios, e interconectadas por un núcleo central, iluminado cenitalmente.







La figura del triángulo domina en la imagen exterior y en los espacios interiores, mediante vanos triangulares con vidrios de colores, o entramados de vigas y nervios en los forjados. Para generar sombra, tamizar las vistas poco interesantes del entorno, y como elementos de protección y separación, se recurre a pantallas de bambú como contraposición a los muros de hormigón.













El colegio Narva de la Universidad de Tartu (2012), en Narva, asume la memoria histórica de la ciudad, cuyo casco antiguo fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial. Ocupando el solar del edificio de la Bolsa, el proyecto reproduce su antiguo volumen como vacío. En la masa de la nueva edificación se sustrae, a la manera de un vaciado, el espacio ocupado por la desaparecida Bolsa. La antigua fachada aparece, como un negativo, en el frente de la plaza, junto al Ayuntamiento.













El resto de las fachadas se tratan de manera neutra, con un patrón regular de huecos, de manera similar a la composición clasicista de los edificios del entorno. La fábrica de ladrillo dialoga, igualmente, con las tradiciones constructivas de la arquitectura local.









La obra de Kavakava puede ser vista como un compromiso con el lugar donde intervienen. Del análisis concreto y particular de las condiciones de partida, sus propuestas aportan soluciones ad hoc, sensibles al entorno, su historia y preexistencias.



Fotografías de Kaido Haagen



Kavakava Arhitektuuribüroo

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