Con tan solo dos meses de diferencia, como si tuvieran un acuerdo secreto, se han ido los dos amigos que se inventaron la Valencia que hoy disfrutamos, y que surgió de las ruinas, como pasa muchas veces, de la terrible riada del año 1957.
Claudio Gómez Perretta tenía entonces 33 años. Segoviano de nacimiento, había llegado a Valencia unos años antes con su flamante título de ingeniero de caminos canales y puertos, después de un breve periodo en RENFE; destinado ahora en carreteras dentro del MOP (Ministerio de Obras Públicas) fue el encargado de la llamada Operación Barro que tenía como objetivo limpiar la ciudad de los restos de la catástrofe y realojar de urgencia a los damnificados. Salió de casa en barca, el primer día de la riada, pesando casi setenta kilos y volvió dos semanas después con menos de cincuenta.
RIADA DE 1957
Fernando García Ordoñez era asturiano y llegó a Valencia el mismo año de la riada, tras titularse en arquitectura, también en Madrid; su mentor, el famoso urbanista Pedro Bidagor (que luego resultaría fundamental por su apoyo al Plan Sur) le envió con el encargo de redactar un informe urbanístico sobre la ciudad del Turia para el Ministerio de la Vivienda.
Tras el shock de la riada los dos profesionales se conocieron y comenzaron a trabajar juntos. Eran jóvenes, muy creativos, con una imaginación desbordante que se retroalimentaba cuando abordaban juntos los problemas. En esos primeros meses de 1958 diseccionaron el urbanismo de la ciudad y se dieron cuenta de los enormes problemas que tenía.
Valencia, como toda ciudad histórica de fundación romana, había ido creciendo en anillos concéntricos sucesivos. La peculiaridad de esta urbe mediterránea era que el crecimiento estaba limitado por el Turia, que formaba una envolvente semicircular en su perímetro oeste/norte/este. La ciudad estaba también constreñida por un enorme cinturón de hierro formado por las vías del ferrocarril y parecía imposibilitada para dar el salto al otro lado del Turia, a pesar de que la Exposición regional de 1909 había tratado de convencer a la burguesía local de que la expansión hacia el norte era posible, más allá de las colonias de veraneo y de la incipiente nueva ciudad universitaria. En fin, Valencia conservaba una importante trama medieval, no en vano fue la ciudad española más grande hasta mediados del siglo XVI, con el agregado de dos ensanches que formaban un nuevo anillo a lo largo de las Grandes Vías; pero la conexión con su entorno natural de crecimiento era caótica, sus accesos poco más que caminos rurales y sus infraestructuras muy deficientes. Además, la ciudad estaba rodeada de pueblos con tramas propias y el choque con esas estructuras urbanas se preveía absolutamente caótico. Era el momento del gran salto.
PLANO DEL PADRE TOSCA
Pronto se dan cuenta también de que Valencia está rodeada por huertas feraces; un mundo rural de enorme riqueza, con una impresionante red de regadíos y acequias que resulta insano para el hábitat humano y que por lo tanto hay que esquivar. Y solo había una manera lógica, crecer hacia el noroeste, es decir hacia las tierras altas de secano. Y comienzan a pensar que la piedra angular de la solución que perciben es el desvío del río que atenaza la ciudad.
Se dan cuenta también de que Valencia ha ignorado durante siglos el mar que tiene cercano, e intuyen que el rio Turia, una vez trasladado de sitio, puede convertirse en un espacio urbano, en un eje de enorme dimensión que puede llegar a conectar la ciudad con el Mediterráneo.
Y entre todas las soluciones posibles proponen el desvío del rio Turia al sur de la ciudad (El Plan Sur de Valencia) con el objetivo de servir de frontera protectora que impida el crecimiento hacia la magnífica huerta que la rodea por ese lado.
PLAN SUR DE VALENCIA
Al mismo tiempo crean un ambicioso plan de eliminación de pasos a nivel, de ordenación de las circunvalaciones, de creación de nuevos accesos… y sobre todo empiezan a hablar de la necesidad de una Gran Valencia Metropolitana, un nuevo concepto de Área urbana que ordene y organice una conurbación de gran dimensión que incluye a todos los pueblos que rodean la ciudad.
Es decir, se inventan un Plan de ordenación global, el primero que abarca un área metropolitana, que serviría de base a los sucesivos Planes Generales y que define sin duda la Valencia en la que hoy vivimos.
De paso, el cauce del Turia, libre ya de avenidas, se convierte en el verdadero Eje de la ciudad, que pasa de ser radio concéntrica a ser axial.
Inicialmente el antiguo cauce se proyecta como un gran eje de comunicaciones que enlaza el aeropuerto con el puerto y los accesos Norte y Sur a través de un gran puente sobre la dársena del puerto. También se crea una red de aparcamientos destinada a frenar el tráfico rodado que no debe de entrar en el centro histórico. Es una solución de gran eficacia en el transporte, que impide en los primeros tiempos una posible especulación urbana de los terrenos del antiguo cauce.
MAQUETAS DEL PLAN SUR
Posteriormente, ya en los años setenta, la ciudad decidirá con acierto que los terrenos del Turia se dediquen a zona verde. Se crea entonces un espacio urbano magnífico, de casi 10 km de largo, que es hoy el mayor y mejor parque urbano de Europa.
Sin embargo, no ha llegado a resolverse el problema del tráfico ni del aparcamiento, en ese eje fundamental de la ciudad. Queda pendiente el soterramiento de las vías laterales a lo largo del cauce y la creación de esos aparcamientos de frenado.
Luego, en los setenta y ochenta vinieron ya los clásicos Planes Generales, concebidos por arquitectos, que desarrollaban las nuevas cuadriculas urbanas, tiraban líneas de calles, dibujaban parques y plazas, pero carecían de la visión global, del entendimiento profundo del territorio que tuvieron aquellos dos precursores.
Hay que decir también que Perretta y Ordoñez colaboraron en múltiples edificios, el uno como proyectista del despacho GODB (García Ordoñez-Dexeus Beatty) y el otro como ingeniero calculista. Podemos destacar la ya mencionada en esta revista Iglesia del Puerto de Javea, Edificio en Álvaro de Bazán, etc…
IGLESIA DEL PUERTO DE JAVEA
Luego, cada uno en su oficio, siguieron siendo determinantes en la arquitectura y el urbanismo de la Comunidad valenciana: Fernández Ordoñez diseñando edificios magníficos como el Colegio Guadalaviar, el Complejo Luz…y el ingeniero Gómez Perretta proyectando nada menos que los viaductos de la A3 a su paso por el embalse de Contreras, La autopista A7 desde Tarragona hasta Alicante, el paso del AVE también por Contreras, la Avenida de Aragón, los accesos Norte y Ademuz… es decir las grandes infraestructuras de los últimos 50 años. Han muerto pues dos gigantes.
COLEGIO GUADALAVIAR FERNANDO GARCIA ORDOÑEZ (GODB)
VIADUCTO DE LA A3 Y DEL AVE EN CONTRERAS CLAUDIO GOMEZ PERRETTA