© Chartier Dalix Architectes / © Fotos David Foessel y Cyrille WeinerUna escuela de primaria y un gimnasio público bajo una misma cubierta vegetal, “viva”, la cual recibe una gran variedad de fauna y flora local, desde insectos a búhos a través de diferentes especies de árboles y plantas. El objetivo principal ha sido simular un ecosistema en sí mismo, un paisaje y una vista para los edificios de los alrededores, así como también un rico campo de exploraciones y descubrimientos para los niños.
Este interesante proyecto es fruto del trabajo intenso que el estudio Chartier Dalix Architectes ha desarrollado, un proyecto en el que se da cabida a una escuela de primaria y un gimnasio público para los habitantes de la zona. Situado en el corazón de una zona de gran renovación urbana en curso cerca de París, en A4 Est, en el "Seguin-Rives de Seine" ZAC (zona de desarrollo urbano) en Boulogne-Billancourt en los antiguos terrenos de Renault, actualmente una zona densamente construida.
Este proyecto puede señalar el comienzo de una nueva tendencia: el esfuerzo para devolver la biodiversidad al corazón de las zonas urbanas.
De este modo, el edificio, asume el reto de recrear un ecosistema completamente funcional como un lugar de aprendizaje, un espacio donde los niños irán a desarrollar todo su potencial, pero que también es un centro social para los residentes locales.
La construcción recoge dos partes bien diferenciadas, una sección mineral (las fachadas) y una sección compuesta por distintas especies vegetales (el techo).
Este revestimiento envuelve toda la escuela, un volumen general, con contornos y líneas suaves, revelando los espacios interiores y exteriores de forma fluida, evitando rupturas entre volúmenes. El edificio se muestra al barrio muy compacto, ofreciendo una gran variedad de perspectivas.
Los patios de juego son dos espacios al aire libre y dispuestos uno a la vista del otro con el objetivo de generar una conversación mediante la cual los alumnos/as entenderán que un día los niños en edad preescolar estarán en la escuela primaria.
El edificio actúa como un catalizador más o menos a largo plazo de la biodiversidad en el corazón de una zona mayor. Es una estructura viva y su apariencia, con toda la incertidumbre de la naturaleza, será diferente en unos años.
La "corteza" del proyecto, el muro vivo, está hecho de bloques prefabricados de hormigón, alternando dos tipos diferentes de textura. Una cara visible y lisa que refleja la luz y otros lados, que son de crucería, con textura rugosa. Se optó por esta diferencia a fin de evitar el goteo de agua de lluvia hacia el lado visible lo que provocaría un envejecimiento prematuro. Esta diferencia en las superficies también matiza la profundidad de la fachada y mejora su alivio.
En la parte inferior, y hasta una altura de unos dos metros, el muro independiente se alisa o se inclina hacia el exterior, impidiendo el acceso a los extraños y también a los depredadores potenciales. Pequeños huecos y hendiduras buscan potenciar el desarrollo de la vegetación y los animales, especialmente para aves e insectos.
Por último, cabe destacar la cubierta, un verdadero jardín colgante, a unos doce metros sobre el gimnasio. Es el hogar de tres pisos de vegetación presentados mediante la continuidad de corredores ambientales que permiten la comunicación natural entre las especies. El techo tiene dos funciones: garantiza el éxito de la biodiversidad y contribuye a mejorar las condiciones de vida en los edificios contiguos.
© Fotos David Foessel / Cyrille Weiner
© Planos Chartier Dalix Architectes
