Colección Ngalya de Koskela. Diseño y tradiciónLa marca australiana de diseño mobiliario y decoración de hogar Koskela colabora con artesanas indígenas para hacer una serie de lámparas tejidas a mano utilizando materiales naturales vegetales cosechados localmente. La colección lleva por nombre Ngalya y fue creada como parte del proyecto Yuṯa Baḏayala de Koskela, que se traduce como "bajo una nueva luz".
Koskela fue fundada por los socios Russel Koskela y Sasha Titchkosky en el año 2000, quienes dejaron atrás sus carreras lucrativas en el mundo corporativo en un intento por crear una empresa con una valiente mentalidad basada en una mayor conciencia social y un enfoque creativo y moderno para diseño de muebles y elementos del hogar en general.
Después de 19 años en marcha, el éxito de la empresa australiana se puede atribuir a la visión e integridad de los fundadores, quienes siempre se mantienen fieles a sus valores.
En esta ocasión, la nueva colección recoge el trabajo de tejedoras de Yolngu de seis centros de arte ubicados en la Isla Elcho en Arnhem Land, Australia. Estas fabrican una serie de pantallas de lámparas tejidas con fibras locales, como la hierba pandanus y la cuerda de arbusto a partir de árbol kurrajong, teñidas con tintes naturales tradicionales, son materiales naturales que las mujeres Yolngu han usado durante siglos para hacer objetos para ceremonias, caza y transporte de mercancías.
Las coloridas lámparas son realizadas a mano con técnicas ancestrales que han ido pasando de generación en generación por lo que cada una de ellas es única. Un producto que plasma la interpretación del artista individual y la tradición de su cultura, reflejando así el espíritu de la firma australiana.
Además de hacer una declaración de productos ‘piezas de arte’ para interiores contemporáneos, el proyecto Yuṯa Baḏayala también tiene como objetivo proporcionar a las tejedoras indígenas un flujo adicional de ingresos de su trabajo cumpliendo así con una de las más importantes misiones de la empresa: impacto social y ética laboral.
Todas las lámparas se tejen en el lugar de residencia ancestral de cada artista. Koskela envía los marcos personalizados a cada centro de arte comunitario, un viaje de miles de millas que requiere tres o más medios de transporte. Cada marco está diseñado para ser lo más liviano posible, no solo para reducir la huella durante el transporte y poder empaquetarse y apilarse de manera eficiente, sino también para que los tejedores puedan transportarlo fácilmente, ya que algunas de ellas son ancianas.
Se requiere hasta un mes de tiempo de fabricación para una lámpara grande ya que su creación implica salir a cortar las hierbas, luego tiñen estos materiales con tintes naturales extraídos de las plantas que se encuentran en la isla, antes de tejerlos en el marco de la pantalla de la lámpara.
Koskela y Titchkosky esperan que la colaboración de iluminación conduzca a un resurgimiento en el tejido, alentando a la generación joven a adoptar las habilidades tradicionales de sus madres y abuelas.
