Asilong Christian High School es un centro educativo llevado a cabo por BNIM, que proporciona una instalación bella, respetuosa y sostenible, adaptada a los condicionantes del lugar, la aldea de Asilong, situada al noroeste de Kenia.
Esta comunidad rural, tras el cambio radical que supuso la construcción de 10 pozos de agua entre 2007 y 2010, que resolvieron sus necesidades de acceso al agua potable y trajeron la paz a la zona, centró su empeño en mejorar las condiciones de sus centros de educación secundaria, evitando que los niños tuviesen que dar largas caminatas de hasta 2 horas para acceder a estos niveles educativos.
El proyecto incluye no sólo la construcción de aulas propiamente dichas, sino todo un complejo educativo que incluye tantos los espacios de enseñanza, como una biblioteca, laboratorios, edificio de oficinas y administración, aseos, pabellones dormitorio para niños y niñas con un comedor comunitario, así como zonas residenciales para maestros, con dormitorios individuales y áreas comunes de descanso con cocina y comedor, centro social y otros espacios como áreas deportivas, etc.
La construcción se ha dividido en varias fases. La primera, inaugurada oficialmente en 2017, incluye seis de los nuevos edificios, tres edificios de aulas, uno con cuatro aulas y dos con dos aulas cada uno, un laboratorio, el edificio de viviendas para maestros y los baños.
El diseño de los edificios responde tanto a las demandas funcionales, proporcionando espacios sencillos, diáfanos y flexibles, adaptables a las posibles variaciones de las necesidades futuras de la comunidad, como a las climatológicas. Las condiciones del clima locales son severas, con cambios drásticos entre estaciones, con sol ecuatorial en la estación seca y lluvias torrenciales en las estaciones húmedas. A ello se ha se sumar la ausencia de suministro energético y la falta de acceso a un sistema de agua potable, a excepción de los pozos recientemente construidos.
Se recurre al diseño de pabellones lineales dispuestos bajo una gran cubierta de doble piel, que garantiza una correcta ventilación para la disipación del calor acumulado, reduciendo de este modo y con la sombra proyectada la temperatura alcanzada en el interior de los espacios.
Además, el diseño de los pabellones recurre a otros medios pasivos como la disposición de áreas abiertas entre las aulas, favoreciendo igualmente la ventilación cruzada, proporcionando espacios frescos y sombreados al aire libre donde los niños pueden descansar y relacionarse.
El vuelo de la cubierta arroja sombra a las ventanas que se abren en las fachadas proporcionando luz natural a los espacios interiores.
En el caso de los pabellones residenciales para los maestros el acceso a los dormitorios individuales se encuentra retranqueado, disponiendo de una especie de porche de acceso que se beneficia de esta sombra arrojada por el vuelo de la cubierta.
Así mismo, tanto estos porches como los huecos de ventanas de algunas orientaciones, se protegen de la luz rasante con pantallas de mimbre que matizan la entrada del sol directo sin impedir el paso de la luz.
El diseño de la gran cubierta también garantiza una acústica adecuada, además de que su inclinación permite recoger el agua de lluvia para su acumulación y reutilización, garantizando el autoabastecimiento del complejo.
Por otro lado, la energía solar cubre la demanda energética del edificio, y el ganado y los cultivos que se desarrollan en torno al campus apoyan el objetivo de conseguir la autosuficiencia.
La construcción del edificio ha puesto su énfasis en la utilización de materiales regionales y la mano de obra local. Por ello, los ladrillos hechos a mano y las pantallas de mimbre son los protagonistas de la materialidad de los edificios.
Si bien, se ha promovido la mejora de las técnicas tradicionales, instruyendo a los trabajadores para crear fábricas confinadas entre un entramado de hormigón colado in situ, que mejora la respuesta a sismo de las edificaciones.
Imágenes en: https://www.bnim.com/blog/cote-top-ten-2019-asilong-christian-high-school