Proyecciones de Daniel Knipper sobre las edificaciones de Lyon. Fotografía: Muriel ChauletLa ciudad francesa de Lyon se ha convertido en un ejemplo de revalorización del patrimonio, gracias al tratamiento de sus ambientes urbanos, mediante el uso del color para la percepción diurna y el empleo de la iluminación en su paisaje nocturno.
Propuestas como la Fiesta de las Luces, en torno al 8 de diciembre de cada año, aúna desde un enfoque cultural, lúdico y artístico, la reapropiación del patrimonio urbano de Lyon tanto por la ciudadanía como por el turista.
Desde que el 5 de diciembre de 1998, se inscribió el lugar histórico de Lyon en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO (con la delimitación de 427 hectáreas, afectando al 12% de la población de la ciudad), tanto la Administración, como diversos entes públicos, empresas privadas y asociaciones han apostado por los barrios históricos, asumiendo la responsabilidad de transmitir a las generaciones venideras el patrimonio urbano heredado, superando los retos sociales, económicos y medioambientales que toda urbe posee.
El Plan de Gestión del Patrimonio pretende preservar el paisaje urbano histórico, adaptándolo al contexto contemporáneo. Su objetivo es aumentar la calidad urbana de sus habitantes, y a la vez, ser un punto atractivo para el resto de usuarios y visitantes. Algunas de las actuaciones han sido la creación de carriles bici, la mejora y acondicionamiento de espacios verdes y riberas fluviales, la reducción del impacto del automóvil (delimitación de zonas de velocidad 30), o los denominados Plan Couleur y Plan Lumière. Estos planes se basan en el empleo del color y la luz para revalorizar el patrimonio de la ciudad.
La percepción diurna de la ciudad se ve condicionada por el empleo del color en la edificación, sus distintas tonalidades, la incidencia de la luz y los matices introducidos por las sombras. El color permite remarcar determinados elementos arquitectónicos y detalles decorativos, convirtiéndose en una seña de identidad para la ciudad. Los colores tradicionales de las edificaciones de Lyon han sido los marrones, tierras, ocres, amarillos y rosados, dando paso durante el siglo XIX a la gama de grises.
El Plan propone el análisis de las edificaciones desde un triple enfoque: el color del barrio o entorno inmediato, el color de la calle o plaza donde se ubica, y la visión concreta del inmueble (ángulos de visión, orientación, focalización, frontalidad). La aplicación del color se realiza, generalmente, a partir de un fondo, destacando elementos y detalles arquitectónicos, como cornisas, recercos, carpinterías o cerrajerías, aplicando otros colores puntuales. El Plan establece las diferentes gamas posibles y sus tonalidades a emplear para las actuaciones sobre el patrimonio.
Por la noche, es la luz la que introduce el color en las edificaciones y el entramado urbano. El uso de la iluminación ambiental, proyectores y un sistema de vídeo mapping realzan los puntos estratégicos de la ciudad, sus principales monumentos y los espacios urbanos singulares, permitiendo al viandante la interpretación nocturna del tejido urbano, la delimitación del centro histórico y la posición en la trama urbana de otras piezas arquitectónicas relevantes. Se trata de una nueva relectura de la ciudad, la concreción de un paisaje nocturno que complementa la percepción diurna de Lyon.
Por todo ello, Lyon ha sido considerada por la UNESCO como ejemplo de buenas prácticas y se ha convertido en un modelo a imitar.
https://www.fetedeslumieres.lyon.fr/en
https://www.patrimoine-lyon.org/
