Fotografía de Sergio GómezLa Casa UB es un ejemplo sin censura del uso de las operaciones de diseño como herramienta creativa; al contemplarla puedes ver la limpieza de los volúmenes y planos que conforman el conjunto, los cuales generan una serie de vacíos que enriquecen los llenos que posan sobre una topografía inclinada
El juego de la arquitectura es infinito. Me divierto observando proyectos y analizando cuales han sido las operaciones que han permitido llegar al resultado final. Hay proyectos que evidencian sin pudor cada paso dado por sus diseñadores para su creación, donde el diseño operativo lleva a resultados fascinantes; en otros, las decisiones de diseño se camuflan.
La Casa UB es un proyecto sin censura. Al contemplarlo puedes ver la limpieza de los volúmenes y planos que conforman el conjunto, los cuales generan una serie de vacíos que enriquecen los llenos que posan sobre una topografía inclinada. Al ver el complejo de 465 metros cuadrados se destacan los dos volúmenes principales, que han sido intervenidos por medio de operaciones casi opuestas.
El primer volumen se encuentra superpuesto en la plataforma de ingreso que corresponde al primer nivel. En la pieza, en este piso uno se hallan los servicios – parqueaderos, cuarto útil, dos alcobas de servicio, dos baños de servicio y un cuarto de ropas-; en el nivel menos uno hay un estudio y un baño. Para definir el objeto se parte de una forma cuasi triangular a la cual se le extraen otras dos figuras geométricas: un rectángulo que genera el pórtico de ingreso y un círculo que le brinda luz cenital y genera un juego de sombras al interior del vacío. Sobre la fachada sur, en la zona occidental, se cava una angosta parte de un rectángulo que a su vez toma un color mucho más oscuro dando la sensación de estar inmerso dentro de la pieza.
El segundo volumen se conecta con el primero por medio de un plano que genera el hall de acceso. Este espacio se une con un gran recinto descubierto por medio de escaleras, conformado por los dos volúmenes y por dos planos verticales -uno que actúa como muro de contención y el otro que cierra la fachada occidental en esa zona-. La segunda pieza principal contiene en su primer nivel dos alcobas con vestier y baño, el baño social y el cuarto familiar; el segundo nivel alberga el jacuzzi, la alcoba principal con su vestier, baño y estudio; en el nivel menos uno se encuentra un salón, el comedor y la cocina.
Para definir la forma del cuerpo se parte de un rectángulo el cual sufre extracción y excavación para conformar el nivel superior, expansión para conformar el nivel inferior, y adición del volumen del punto fijo principal. El juego aplicado a la materialidad del complejo también es fundamental para generar el resultado; prácticamente cada operación de diseño viene marcada por un cambio en la piel, en donde las tonalidades blancas, grises y cafés conforman un conjunto moderno y armonioso.
La Casa UB, construida en el 2009, controla y exalta a su vez su relación con el entorno natural y las vistas que la rodean, meditando los espacios que deben tener una directa relación con el paisaje y aquellos que deben concentrarse en ellos mismos. En este sentido la fachada norte se abre mucho más con el fin de contemplar la ciudad que se logra divisar desde las montañas.
La edificación es un ejemplo sin censura del uso de las operaciones de diseño como herramienta creativa; es un conjunto de volúmenes y planos que generan patios y espacios abiertos que permiten iluminar las diferentes áreas y permitir una relación con el entorno. Los contrastes y la franqueza hacen de esta vivienda un proyecto para resaltar.
Alejandro Restrepo Montoya, Camilo Andrés Mejía Bravo, Andrés Felipe Mesa Trujillo
Escrito por María Carla Flórez Jiménez desde BOGOTÁ D.C.
Fotografías de Sergio Gómez
