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Arquitectura olvidada: se cumplen 50 años del Palacio de Deportes de La Coruña

El Palacio de Deportes de La Coruña es una inigualable obra de ingeniería arquitectónica con escaso o nulo reconocimiento cuya singularidad reside en su "cubierta colgante pesada", basada en la idea original de Nowicki, dándole los toques especiales del insigne arquitecto Santiago Rey Pedreira, autor del anteproyecto y de Dragados Intecsa como autores finales del proyecto  

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El Palacio de Deportes de La Coruña es una inigualable obra de ingeniería arquitectónica con escaso o nulo reconocimiento cuya singularidad reside en su "cubierta colgante pesada", basada en la idea original de Nowicki, dándole los toques especiales del insigne arquitecto Santiago Rey Pedreira, autor del anteproyecto y de Dragados Intecsa como autores finales del proyecto  


Fotografía de la fachada principal del Palacio de Deportes de la Coruña (31/07/2020)

El pasado día 2 de Agosto de 2020, se cumplió el quincuagésimo aniversario de la inauguración del Palacio de Deportes de A Coruña.

A mí me hubiera gustado escribir conmemoró en lugar de cumplió porque si se hubiera conmemorado habría sido un reconocimiento (que nunca ha tenido) a una obra de una categoría tan destacable como para parangonarse con las más importantes obras de ingeniería arquitectónica de su género que existen en el mundo.

Y porque no ha sido así, voy a intentar recordar en este artículo cómo surgió la idea, en qué se apoyó, cómo se desarrolló, cómo se construyó y, a la vez, resaltar su importancia con pequeños grandes detalles que puedan dar una idea de su categoría.

En el número 146 de la revista Arquitectura de Febrero de 1971 se publicó un artículo firmado por el insigne arquitecto coruñés Santiago Rey Pedreira (1902-1977), autor del anteproyecto del Palacio de Deportes de La Coruña, que empieza así:


(2)

Rey Pedreira habla del Pabellón de Deportes de Raleigh que nace, en realidad, en 1948 como un encargo al estudio de William Henley Deitrick del gerente de la Feria Estatal de Carolina del Norte J. S. Dorton de un nuevo edificio “que representara una instalación moderna que mostrara el progreso y desarrollo del estado, sin emplear referencias de edificios similares construidos con anterioridad.” (1)

William Henley Deitrick contaba con un arquitecto colaborador, Maciej Nowicki (1910-1950), de origen polaco, que tenía una nueva concepción para solucionar el problema de cubrir grandes espacios con cubiertas colgadas, tal y como dice Rey Pedreira en el citado artículo.
Nowicki había concebido este diseño para la Feria Estatal, hoy Dorton Arena:


(1)

Rey Pedreira cita en su artículo que Frei Otto, en su libro “Cubiertas colgantes”, las denomina red de cuerdas cerrada. Esta cita podría llevarnos a considerar que Frei Otto (1925-2015) desarrolló este proyecto. No fue así. Frei Otto conoció este diseño en un viaje a los EE.UU. en 1950, en el que visitó el estudio de Deitrick y conoció a sus ingenieros Severaud, Elstad y Kreuger. Esto le sirvió de base para desarrollar su libro, su tesis doctoral y algunos proyectos posteriores.

La muerte en accidente de avión de Nowicki, este mismo año 1950, impidió que Frei Otto conociera a Nowicki y que éste pudiera desarrollar el diseño que había iniciado.

Fueron, posteriormente los ingenieros Severaud, Elstad y Kreuger los que lo llevaron a cabo.

“El diseño del contenedor se concretó mediante dos arcos parabólicos de hormigón armado que se inclinan y se intersectan muy cerca de su encuentro con el suelo. Bajo ellos, otros dos arcos repiten su misma forma para conformar el graderío. La membrana de la cubierta se apoya en una estructura de cables suspendidos entre los arcos.” (1) “Los bocetos y dibujos de Nowicki muestran una sucesión de pilares inclinados de sección variable para soportar la grada, pero no queda claro el sistema de cierre. La parte superior, la franja de separación entre los arcos que conforman el perímetro del contenedor, incluso parece quedar abierta. La solución construida definitiva recurre al muro cortina de vidrio.” (1)

Rey Pedreira, al que Manuel Gallego Jorreto, en el título de su tesis doctoral, denomina “Constructor de ideas”, aporta algunas variaciones que, desde mi punto de vista, dan una mayor belleza a todo el conjunto del edificio. A propósito de esto dice en el artículo:


(2)

En su línea de no darse importancia, Don Santiago dice que “los dos arcos parabólicos gravitan en los extremos de ménsulas de hormigón armado...”. Realmente se trata de 32 ménsulas de 18 metros de longitud y de diferentes alturas, en función de la altura por la que discurren los arcos parabólicos en su recorrido de vértice a vértice de los muros contrafuertes que equilibran su empuje.

Pero no se trata sólo de una ménsula sino que, para aprovechar la formación de los graderíos, nuestro insigne arquitecto diseña unas “formas” que le van a permitir soportar el graderío y dar alojamiento a los distintos servicios de que dispondrá el Palacio de Deportes de A Coruña para su diario funcionamiento.

Se dota a estas formas de una gran esbeltez, para que tanto el conjunto interior como el exterior tengan una extraordinaria belleza no común en edificios dedicados a estos usos.

El espesor de estas formas es de 50 cm.


Fotografías tomadas durante el período de construcción del Palacio de Deportes (2)


Plano de armaduras de una de las 32 formas que fueron la base de la estructura (2)

La nueva visión de las armaduras de las formas y de los arcos parabólicos me obliga a citar que en esta obra se soldaron barras de acero corrugado de 32 mm de diámetro, por primera vez, como consecuencia de la imposibilidad de realizar solapes prescriptivos en las armaduras, debido a la esbeltez de las 32 formas estructurales.

Para ello se realizaron sendos biseles a 45º en cada uno los extremos a soldar, procediendo posteriormente a su relleno con el material de soldadura. Cada una de las soldaduras que se realizaron de este tipo, fueron sometidas a radiografías que, en todos los casos, constataron su idoneidad.


Posición de los contrafuertes que equilibran el empuje de los arcos parabólicos (2)

Rey Pedreira continúa relatando el devenir del proceso de alumbramiento de esta, también, “obra maestra”:


(2)

En este preciso momento, segundo trimestre de 1968, yo estoy terminando la carrera de Aparejador y trabajo como Auxiliar Técnico en Dragados y Construcciones en Madrid. Me falta el proyecto Fin de Carrera. Me proponen hacerme cargo de la coordinación del desarrollo del proyecto para después ser el Jefe de Obra. No lo dudo y acepto.

En Intecsa, Oficina Técnica de Dragados, ponen a mi disposición a un arquitecto egipcio, Samir Youssef, un arquitecto argentino (no recuerdo su nombre), y veinte delineantes (todavía en España no se dibuja por ordenador). José Antonio López-Jamar, Ingeniero de Caminos, gran especialista en estructuras, dirige los cálculos de la estructura y la red de cables que configura la cubierta formando un paraboloide hiperbólico. Se trata de una “cubierta colgante pesada”. Por la singularidad de la estructura y sobre todo de la cubierta, participa activamente el Instituto Eduardo Torroja.

Tengo la gran suerte de que al ir desarrollando el proyecto, partiendo de ocho planos de anteproyecto, surgen muchas dudas en cuanto a la ejecución. Por ello procuro definir todos los planos que se me ocurren con el fin de que la ejecución de obra sea más sencilla. Al final aterrizo en La Coruña con 60 planos perfectamente definidos.


(2)

Rey Pedreira era un gran amante del hormigón armado. El Estadio de Riazor es una muestra de ello. También fue el primer arquitecto que diseñó y realizó fachadas de edificios de viviendas en hormigón armado en La Coruña.

En el caso del Palacio de Deportes quería que fuera hormigón visto y que la veta de la tabla quedara grabada para siempre en el hormigón. Para ello escogimos, con mucho cuidado, la tabla de pino para confeccionar los tableros que servirían de encofrado para el vertido de hormigón por tongadas. Debido a la inclinación de las formas, los tableros tenían menos de 2 metros de altura. Las tablas se impregnaban con aceite de linaza con lo que se conseguía un doble objetivo: que fuera más sencillo el desencofrado y que la imagen de la veta quedara mejor grabada en el hormigón.

En las esquinas de los tableros de encofrado se colocaron junquillos trapezoidales que iban a dibujar con más intensidad las aristas.


(2)

Sobre esto quiero destacar la “agresión” que ha sufrido este hormigón en una remodelación realizada en el Palacio de Deportes, en la última década, pintando el hormigón y ocultando la veta que con tanto cariño habíamos tratado y tanto trabajo nos había costado conseguir destacarla y que quedará siempre presente. Podría calificarse, también, de “atentado”. Sólo hay que acercarse al Palacio de Deportes y observar de cerca la pintura que tapa el hormigón visto.

El cuidadoso y complejo replanteo empezaba cuando había que marcar las zapatas de la cimentación. El replanteo de las zapatas de las formas, debía realizarse una a una empezando desde el punto de encuentro de la forma con su correspondiente arco parabólico (siempre les llamaba “arcos de relinga”). Desde allí, una vez definidos previamente los ejes en los que tenían que asentarse las formas, y siguiendo el eje correspondiente, con una pendiente descendente del 21% se marcaba el punto imaginario que iba a ser el vértice exterior de esa forma.
Desde ese punto imaginario y con una pendiente del 24% hacia el interior del edificio, siguiendo el eje de la forma obteníamos, en cota ±0,00, el primer punto de referencia para, de acuerdo con los planos de cimentación, replantear la zapata trasera correspondiente a cada forma. La zapata delantera estaba siempre a la misma distancia en todos los casos, ya que las dimensiones de las patas de apoyo de las formas eran todas iguales, lo que variaba era la altura.

Teniendo en cuenta que se trataba de 32 formas y que éstas variaban entre 21,50 m y 12,00 m nos podemos hacer una idea de la complejidad del replanteo.

Las alturas de las formas eran simétricas dividiendo en cuatro partes el edificio de acuerdo con los ejes longitudinal y transversal.


(2)

Así, serían ,simétricas las 1, 16,17 y 32 con 21,50 m de altura, las 8, 9, 24 y 25 con 15,00 m de altura, las 2, 15, 18 y 31 con su altura correspondiente, las 3, 14, 19 y 30 con su altura correspondiente, etc., etc., hasta enumerarlas todas.

Como nos dice Rey Pedreira, se consideró conveniente ejecutar los arcos de relinga en tramos de 10 metros afectando a dos formas contiguas, de tal manera que el proceso sería hormigonar simultáneamente las formas 1 y 32, las 16 y 17, las 2 y 3, las 14 y 15, las 31 y 30, las 18 y 19 y así sucesivamente.

No obstante, y dada la incertidumbre de verificar algo que no se conocía con certeza, como era el comportamiento de una masa de hormigón armado tan esbelta con una ménsula de 18 metros, se tomó la decisión de realizar sólo las formas 1 y 32 y ver lo que pasaba.

El problema del encofrado a más de 21 metros de altura lo teníamos solucionado. Faltaba comprobar, nada menos, cómo iba a funcionar en la práctica.


Cimbra y puntales metálicos para el encofrado de las ménsulas

Habíamos concebido una cimbra realizada con perfiles metálicos que sería soportada por dos puntales formados por sendas estructuras metálicas en cada extremo. El desencofrado y liberación de los puntales y cimbra debía ser a través de cajones metálicos que contuvieran un espesor de arena suficiente como para permitir la flecha que iba a producir el extremo de la ménsula al empezar a trabajar sola sin cimbra.

José Antonio López-Jamar, conjuntamente con el Instituto Eduardo Torroja, calculó que la ménsula podría tener una flecha comprendida entre 10 y 11 cm, aproximadamente. Se nos ocurrió que podíamos darle un margen de otros 10 cm. En total llenamos el cajón con 21 cm de arena.

El día del desencofrado estábamos al teléfono narrando a López-Jamar y al Instituto Torroja cómo íbamos sacando centímetro a centímetro la arena del cajón hasta llegar a los 10 cm inicialmente previstos. Paramos el ritmo y, siguiendo instrucciones, continuamos sacando arena más despacio: 11,… 12,… 13,… 14,… 15 cm. ¡Hay que continuar! 16,… 17,… 18,… 19,… 20. ¡Se ha movido! ¡La cimbra se ha desprendido! ¡Vamos a esperar a ver qué pasa…!

Una vez comprobado que todo había vuelto al reposo, se procedió al desencofrado del conjunto.

Afortunadamente, en los otros 15 desencofrados de las 30 formas restantes la flecha respetó el cálculo inicial de 10 cm. Ello obligó a que, al unir los diferentes tramos en los que habíamos dividido el arco de relinga, tuviéramos que llevar a su sitio estas ménsulas primeras. Es decir, tuvimos que levantar, mediante gatos hidráulicos, los diez centímetros que había bajado de más el extremo de las ménsulas en el desencofrado inicial. En el codo superior de las formas (nacimiento de las ménsulas) no se apreciaron grietas significativas que pudieran repercutir en el funcionamiento de la estructura.

¡El hormigón armado había demostrado que era elástico, en contra de lo que todos opinaban en ese momento!

Continúa Rey Pedreira en su artículo:


(2)

El que firma este artículo-recordatorio es el aparejador que cita don Santiago.


(2)

Relata Rey Pedreira cómo estaba constituida la cubierta, pero, en este caso, tenemos que dejar paso a José Antonio López-Jamar, el Ingeniero de Caminos de Intecsa, que nos la describe con mucho más detalle en su artículo de 1973: “Cubierta del pabellón municipal de deportes de La Coruña”

“Los extremos de las ménsulas y los vértices superiores de los diedros extremos soportan dos grandes arcos de relinga de eje parabólico de segundo grado, con sus planos medios formando y diedro horizontal y pendientes de unos 24º; éste arco tiene sección rectangular de 2,50 x 0,30 m, ligeramente armada y con un pretensado casi axial.” (Reproducción literal por si el original no se lee claramente) (2)


Detalle de encofrado y armadura de los arcos parabólicos. Pueden apreciarse las vainas exteriores que alojan los cables transversales que serán tensados posteriormente.
Vista del proceso de construcción del Palacio de Deportes (2)

“En el interior del espacio oblongo que limitan dichos arcos de relinga, y anclada en los mismos, va una cubierta colgada y tensada, de 73,60 por 38 m, cuya superficie es de traslación con generatrices transversales parabólicas con convexidad hacia el suelo.” (Reproducción literal por si el original no se lee claramente) (3)

La complejidad y dificultad de realizar correctamente los cruces de los cables longitudinales y transversales, así como posteriores actuaciones como sujeción de las placas Ytong y las tablas de encofrado de los espacios libres entre placas, nos obligó a comprar un viejo camión pequeño sobre el que montamos una estructura metálica telescópica para asentar en ella una plataforma apta para el trabajo de varias personas. Había que trabajar a 21 metros del suelo.

Las normas de seguridad fueron escrupulosamente guardadas de tal manera que no hubo que lamentar ningún accidente grave durante el transcurso de la obra.


Vista del proceso de construcción del Palacio de Deportes (3)


Vista de la colocación de los cables longitudinales y transversales formando la malla de la cubierta. Véase el artilugio que diseñamos para trabajar seguros (2)


Plano original de construcción. Medidas: 73,60 x 38 m (3)


Vista parcial del avance de la estructura, en donde pueden verse un gran número de formas, gran parte de los arcos de relinga, uno de los contrafuertes, parte del graderío prefabricado montado, dos grúas-torre, la central de hormigonado con la cinta de transporte de los áridos a la misma. Las correas que iban a soportar la primera cubierta perimetral de fibrocemento se estaban colocando en ese momento (2)

“Ésta cubierta está constituida por un forjado de placas prefabricadas de hormigón ligero celular Ytong, soportado por una malla de cables de 0,5, 0,6 0,7 pulgadas, ortogonales (en planta), anclados en los dos arcos de relinga mediante anclajes C.C.I.. Ésta malla se tensa mediante el tesado de los cables longitudinales, quedando los cruces alternados enlazados por anclajes especiales dobles, y todo el conjunto de la malla embebida por el mortero de relleno de los huecos que dejan las placas entre sí. Sobre este forjado se extiende una pequeña capa de mortero de regularización y un aislamiento impermeabilizante tipo Novanol.” (Reproducción literal por si el original no se lee claramente) (2)


Fotografía tomada durante la colocación de las piezas YTONG (2)


Gato tipo de la época para el tensado cables. Perno de apriete tipo de cable, de la época (4)

Antes he comentado que tuvimos una enorme suerte en no tener que lamentar ningún accidente grave y así fue. Sin embargo quiero hacer un comentario sobre algo que sucedió, que pudo costar un gravísimo disgusto si se hubiera dado alguna circunstancia desfavorable.

Los cables que forman la malla debían ser colocados uno a uno y darles una tensión inicial suficiente para mantener la forma provisional de la cubierta. En una ocasión, colocando un cable longitudinal que ya se había fijado en el otro un extremo, por una mala manipulación, se soltó el extremo que se pretendía colocar, haciendo el “efecto látigo” sobre el suelo (todavía de tierra) del futuro Palacio de Deportes, dejando marcas importantes en todo su recorrido. Este cable era de los más largos, tenía alrededor de 65 metros de longitud.

Es mejor no pensar qué hubiera pasado si un operario se hubiera cruzado en la trayectoria que siguió el cable.


Vista parcial en sentido longitudinal del avance de la cubierta central (2)

A López-Jamar le llama la atención un detalle:

“Un detalle interesante es que las tablas de encofrado, de madera barnizada, van colgadas de los cables y quedan incorporados a la cubierta, constituyendo un agradable detalle decorativo que evita la monotonía de la superficie del techo, marcando la situación de las generatrices y directrices de la malla.” (Reproducción literal por si el original no se lee claramente) (3)

También Rey Pedreira lo menciona:


Vista interior del techo formado por las tablas de encofrado para recubrir los cables que forman la malla de la cubierta central del Palacio de Deportes

Aparte de las 32 formas y de los contrafuertes, se realizaron dos muros de hormigón perimetrales, uno que arranca desde el suelo y termina en el primer forjado, cuya cara exterior fue recubierta con un aplacado de laja de pizarra gallega procedente de Pontedeume, y el otro que sirve como friso de la plataforma formada cuando termina el graderío.

Todas las vigas y muros perimetrales se trataron como “simplemente apoyados”, por lo que, previamente al hormigonado se realizaron los correspondientes cajones de encofrado que permitieran la posterior ejecución de estas partes de la estructura sin tener que proceder a agresivas actuaciones.


Vista de las vigas y muros perimetrales. La foto corresponde a una época anterior a la última remodelación realizada

Rey Pedreira:


(2)

López-Jamar:


“Toda esta estructura es de hormigón armado, soportando las gradas construidas pretensadas huecas especiales tipo Peiró-Castilla y una cubierta periférica de planchas onduladas de fibrocemento sobre viguetas pretensadas.” (Reproducción literal por si el original no se lee claramente) (3)

El graderío se realizó con vigas pretensadas huecas especiales medidas previamente para su encaje en cada posición de la grada. En otras ocasiones había que proceder al corte de vigas para ajustarse a la forma que se necesitara.

Fue un gran acierto esta elección con lo que se consiguió ganar bastante tiempo a la ejecución del puzzle que significaba colocar cada trozo de grada en el sitio previsto para el mismo.


Vista de las vigas de graderío en acopio durante su colocación (2)

“El pabellón municipal de deportes de La Coruña tiene una planta oblonga comprendida entre los contornos parabólicos, de 112 por 72 m en la proyección de cubiertas.” (Reproducción literal por si el original no se lee claramente)

Realmente se trata de dimensiones importantes. Si recordamos las medidas de la cubierta central 73,60 por 38 m, está claro de que se trata de un edificio singular que no ha sido suficientemente reconocido.


Plano original tomado del artículo de López-Jamar


Planos originales tomados del artículo de López-Jamar (3)

Ni Rey Pedreira, ni López-Jamar hablan de las cubiertas de los contrafuertes que confieren unas vistas aéreas de bastante belleza.

Se diseñaron, para cada cubierta, tres ménsulas que iban a soportar las losas armadas que forman las viseras.


Vista desde suelo de una de una parte de la cubierta de los contrafuertes


Vista aérea del palacio de deportes en donde se aprecian las cubiertas correspondientes a los contrafuertes


(2)

Fue estudiado todo con detalle y, desde los inicios y con la perspectiva de 50 años de utilización, se puede asegurar que se cumplen todas las características positivas que menciona de circulación del público, visibilidad, acústica, iluminación natural y artificial, ventilación, etc.


Fachada principal del Palacio de Deportes de la Coruña (1970)


Vista aérea Palacio de Deportes y Estadio de Riazor (1970)

Por último quiero destacar algo que “está ahí” y creo que casi nadie percibe. Se trata de una magnífica obra de aplacado de la fachada (yo me atrevería de calificarla de mosaico”), realizada con lajas de pizarra de diferentes medidas, combinadas tanto en formas planas como de canto, constituyendo paños originales únicos en cada uno de los paramentos que van de forma a forma en la planta baja. Fue “un capricho” particular del irrepetible arquitecto Don Santiago Rey Pedreira que está para admirar.


Detalle del aplacado de pizarra de un paramento. No se repite nunca en el edificio


Curiosa foto del aplacado de pizarra (20/08/2020)


Fotografía del Palacio de Deportes desde la Plaza de Portugal (31/7/2020)


Vista desde la calle Manuel Murguía (20/08/2020)


Fotografía del Palacio de Deportes desde las esclavas (20/08/2020)


Fotografía del Palacio de Deportes desde la Plaza de Portugal (31/07/2020)


Fotografía aérea del Palacio de Deportes de la Coruña, con vista parcial del Estadio de Riazor (31/07/2020)

Con este artículo pretendo aportar mi “granito de arena” en el reconocimiento a una obra irrepetible, al menos en España, a la que, por desgracia no se le ha dado el reconocimiento debido.

He buscado con ahínco, artículos, referencias, citas, obras similares a esta en España y no he encontrado más que las que cito a lo largo de todo el artículo.

He encontrado algo que os muestro a continuación que es el edificio Picadero del Club de Campo de Madrid, obra de Fernández Casado realizada en 1968, como ésta.

En vuestro juicio está la importancia relativa entre ambas obras.


Nota: la inauguración oficial, con autoridades, tuvo lugar el 2 de agosto de 1970

 

Fuentes utilizadas:

(1) “El Legado arquitectónico de Matthew Nowicki: Dorton Arena”, Autor: Jerónimo Granados, Arquitecto. Revista Arquitectura y Empresa 03/04/2018

(2) “El Palacio Municipal de Deportes de Riazor en La Coruña”, Autor: Santiago Rey Pedreira, Arquitecto. Revista Arquitectura 146/ Febrero 1971. Páginas 44-48

(3) “Cubierta del Pabellón municipal de Deportes de La Coruña”, Autor: José Antonio López-Jamar, Ingeniero de Caminos. Revista Hormigón y acero, 1973

(4) “El pretensado. La disolución de las tipologías constructivas en la arquitectura del SXX. El pretensado en las estructuras suspendidas”, Autora: María Paz Llorente Zurdo

 

Escrito por Juan Mario García Arroyo, Aparejador 1968

 

 

 

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