GRANDES MAESTROS

Arquitectura italiana de los años 50: dos obras de Vittoriano Viganò

En la dura posguerra italiana, la arquitectura brutalista fue el camino seguido por el arquitecto Vittoriano Viganò para llevar a cabo una obra comprometida con la modernidad y condicionada por presupuestos reducidos.

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En la dura posguerra italiana, la arquitectura brutalista fue el camino seguido por el arquitecto Vittoriano Viganò para llevar a cabo una obra comprometida con la modernidad y condicionada por presupuestos reducidos.


Graduado en el Politécnico de Milán en 1944 y especializado, gracias al curso realizado con el ingeniero Arturo Danusso (1880-1969), en la construcción en hormigón armado, Vittoriano Viganò (1919-1996) trabajó en el estudio BBPR y colaboró con Gio Ponti (1891-1979), antes de abrir su propio despacho en 1947. Junto a su labor profesional, y desde un primer momento, estuvo vinculado con la docencia como profesor de Arquitectura Interior o Composición Arquitectónica.



Su trabajo se desarrolló en numerosos campos como el diseño interior y la decoración, la arquitectura residencial y equipamientos, planificación y proyectos de urbanización, museografía y diseño de mobiliario,o la edición y colaboración en revistas como L’Architecture d’Aujourd’hui. Con el Istituto Marchiondi Spagliardi (1955-1958), de Milán, tuvo una enorme repercusión internacional.




Fotografía de Paolo Monti-BEIC




Fotografía de Stefano Perego



Con los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, la sede de vía Quadronno de la institución de beneficencia Istituto Marchiondi Spagliardi había quedado destruida. En 1954, se convocó un concurso para la edificación de un nuevo centro, en el barrio milanés de Baggio, como lugar de acogida y educación de huérfanos, jóvenes conflictivos o procedentes de hogares desfavorecidos.




Fotografía de Daniele Zerbi




Fotografía de Enrico Cano



La propuesta de Vittoriano Viganò asume, sin complejos, los postulados del nuevo brutalismo en un complejo contundente donde sobresale el uso del hormigón y las grandes superficies acristaladas, la sinceridad constructiva o el empleo de instalaciones vistas.






Fotografía de RIBA



Las piezas del complejo se disponen de manera clara y ordenada. El alumno se ve inmerso en un sistema lógico de agregación, fácilmente comprensible, basado en una retícula modular en planta que tiene su reflejo en la volumetría, remarcada por los elementos estructurales que quedan siempre a la vista.








Fotografías de Ordine degli Architetti Milano



Cada componente se identifica como una pieza autónoma y diferenciada, conectada con las demás. El orden arquitectónico se apropia del espacio verde circundante, remarcando direcciones, pasos y zonas de cruce mediante pérgolas, muros y pórticos.






Fotografía de Enrico Cano






Fotografías de Federico Balestrini



La lógica constructiva se convierte en estética, mostrando las secciones estructurales, las vigas de cuelgue que se alargan, reivindicando su independencia de los soportes, o mostrando claramente el espesor de los materiales que conforman las distintas capas de acabados o revestimientos.








Fotografías de Enrico Cano



El programa se desarrolla acotando espacios y ámbitos, en muchos casos, sin necesidad de compartimentaciones. Introduciendo conceptos educativos vanguardistas, los jóvenes no se siente recluidos al encontrarse en espacios delimitados por muros a media altura, que separan y diferencian estancias pero las comunican visualmente.





El vestíbulo de entrada, como punto de encuentro y concurrencia, diferencia espacios y distintos niveles variando la cota del suelo. El espacio creado logra promover el encuentro o las reuniones en grupo. Muretes, bancadas y escalones se disponen en un juego geométrico de formas que mejoran la estancia.





Los dormitorios a dos niveles, gracias a que se delimitan físicamente con muros a media altura, sin llegar a cerrar el espacio entre las habitaciones, se entienden en su conjunto como un único espacio. Una pasarela sobrevuela el dormitorio por encima de las camas, facilitando la comunicación con la pieza de aseos (materializada como un volumen que sobresale de la fachada) y permitiendo el control por parte del personal de la institución. Una escultórica escalera de caracol, con un pasamanos mínimo en color rojo, conduce al nivel inferior.





Al cierre de la institución, en uso hasta la década de 1970, se convirtió en escuela. De propiedad municipal desde 1997, el edificio fue, en su mayor parte abandonado, estando pendiente de una actuación de recuperación y puesta en valor.




Fotografía de Federico Balestrini



Otra de las obras significativas de Vittoriano Viganò es la casa que construyó para André Bloc (1896-1966), el polifacético artista que fundó la revista L'Architecture d'Aujourd'hui. La casa, conocida como La Scala (1956-1957) se localiza en San Felice del Benaco (Brescia), en una parcela al borde del lago Garda.




Fotografía de RIBA



El terreno, entre viñedos y olivares, se asoma como un mirador sobre la fuerte pendiente que cae hacia el lago. El acceso hasta la ribera se lleva a cabo gracias a una escenográfica escalera.






Fotografías de Arnout Fonck



La vivienda, resuelta en dos niveles, se adapta a la plataforma del terreno. La estructura de hormigón diferencia claramente sus componentes. Las losas de forjado, los muros, vigas y soportes, se individualizan alargando sus extremos y rompiendo alineaciones.










Fotografías de Arnout Fonck



En el espacio interior, la zona de estar, con amplias superficies acristaladas, se configura alrededor de la chimenea y una serie de planos pétreos construidos en espiral rodeándola, creando plataformas a diferente altura.








Fotografías de Arnout Fonck



Fue, también, durante la década de 1950 cuando Vittoriano Viganò fue designado director artístico de la empresa Arteluce, donde diseñó luminarias como la conocida serie VV Cinquanta (1951).






Fotografías de Astep



La originalidad y la creatividad de la obra de Viganò no se agota en el periodo de posguerra, desarrollando una amplia actividad hasta finales de los años 80. Una de las obras más significativas de su última etapa es la ampliación del Politécnico de Milán, actual Escuela de Arquitectura (1985), donde la estructura metálica se configura como un elemento autónomo conformador de la imagen exterior de la edificación.




Fotografía de Alessandro Sartori




Fotografías de Federico Balestrini



Fotografías de Paolo Monti-BEIC, Federico Balestrini, Enrico Cano, Daniele Zerbi, Ordine degli Architetti Milano, RIBA, Stefano Perego, Arnout Fonck, Astep y Alessandro Sartori

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