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Vivir en los árboles: Miner Road House, de Faulkner Architects

Proyectada por el estudio Faulkner Architects, la Miner Road House (Orinda, California) destaca por su materialidad, principalmente su piel oxidada y su interior de madera, generando la ilusión de vivir en las ramas de los árboles cercanos.

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Proyectada por el estudio Faulkner Architects, la Miner Road House (Orinda, California) destaca por su materialidad, principalmente su piel oxidada y su interior de madera, generando la ilusión de vivir en las ramas de los árboles cercanos.


La Miner Road House, del estudio californiano Faulkner Architects, con sedes en Truckee y Berkeley, es una vivienda ubicada en la localidad de Orinda, al noreste de San Francisco. Se sitúa en un terreno poblado de robles y en ligera pendiente, al pie de Oakland Hills, donde existía una edificación anterior.









La casa fue encargada por una pareja con dos niños pequeños. Su intención era construirse una vivienda ecológica, perfectamente integrada con el entorno natural, eficiente energéticamente, y con diseño contundente.







Faulkner Architects da respuesta a todos estos condicionantes planteando una vivienda adaptada a la pendiente del terreno y abierta al espacio natural circundante. La orografía inclinada permite vistas hacia las copas de los robles próximos, dando la ilusión de encontrarnos en una casa en un árbol.







La adaptación al lugar se completa con una gama muy delimitada de materiales. En el exterior, sobresalen los paneles de acero Cor-ten que revisten el volumen, un material duradero y de mínimo mantenimiento. El acero autopatinable presenta grados diferentes de oxidación, que introducen una gran variedad de tonos de colores grises, pardos y cobrizos. Cuando llueve, el color de la piel de la casa se intensifica y se modifica, variando su oxidación con el paso del tiempo.









El aspecto envejecido otorgado por la oxidación y sus diferentes pátinas se acomoda perfectamente a los materiales terrosos y la vegetación del lugar. El aspecto que la vivienda presenta recuerda el paso del tiempo y el desgaste. La edificación parece haber sido construida mucho tiempo atrás, presentando un envejecimiento que puede equipararse con la vejez de los robles de la parcela.









Los espacios de día muestran grandes superficies acristaladas de suelo a techo, permitiendo un contacto visual directo con el exterior. En el salón, la bancada corrida situada a los pies del cerramiento de vidrio sale fuera del límite de la casa, convirtiéndose en banco y apropiándose de la terraza. La sensación de continuidad entre el interior y el exterior, o la ampliación del espacio habitable fuera del perímetro edificado, se ven reforzadas, además, por la continuidad de los techos que se expanden hacia fuera.









En aquellas zonas que, por su orientación, necesitan protección solar, se disponen terrazas y vuelos, así como paneles perforados de acero Cor-ten que tamizan la luz y filtran las vistas. Este tipo de paneles se emplea, igualmente, como protección vertical en terrazas y espacios exteriores.









En planta, la casa da la espalda al camino de acceso y vuelca los espacios de día directamente hacia la zona boscosa posterior. Los dormitorios secundarios se disponen en la orientación contraria, mientras que el dormitorio principal y el estudio se colocan en la planta superior, a la manera de una gran suite.







El acceso a la vivienda, desde el norte, se produce bajo una cubierta de chapa de acero Cor-ten sostenida por perfiles del mismo material. La cubierta, con su gran vuelo, sale al encuentro del visitante y lo conduce a un interior de gran luminosidad y tonos claros, en fuerte contraste con la piel oscura del exterior.









En el interior es la madera de roble blanco, texturizada y sin tratar, así como el olor que desprende, lo que caracteriza los espacios. Se emplea como revestimiento vertical y horizontal, en techos y algunos suelos. Su colocación en listones pretende simular el patrón de crecimiento de los árboles, sus troncos y su ramaje. Ciertas superficies pintadas de blanco o pavimento de baldosas de basalto completan el reducido listado de materiales empleados.









La planta baja se conecta con el nivel superior a través de una escalera abierta que conduce al estudio. La escalera y los muebles de la cocina, almacenamiento y despensa, algunos sin llegar hasta el techo, se formalizan como cajas dentro del volumen de la casa.









El estudio ha sido diseñado como una estancia vinculada visualmente con el salón, gracias a una doble altura, y abierta al paisaje mediante una franja horizontal acristalada. Junto a este ámbito se encuentra una terraza exterior que pretende convertirse en una “plataforma de estimulación” para el trabajo.









Los generosos espacios de día parecen desarrollarse entre las ramas de los árboles próximos. Las estancias parecen encontrarse guarecidas y a la sombra de sus ramas. La sensación de hallarse inmersos en la naturaleza se consigue plenamente. La Miner Road House puede ser lo más parecido a vivir en un árbol. La casa del Tarzán del siglo XXI.









Fotografías de Joe Fletcher



Faulkner Architects

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