ARQUITECTOS DE LA GAE

Un parásito que se mimetiza de ACM Arquitectura

El  Museo de Monteagudo abraza la ermita de San Cayetano y configura un nuevo espacio público que se define mediante el uso de zonas de sombras y agua fresca. Este proyecto es obra de los arquitectos Atxu Amann Alcocer , Andrés Cánovas Alcaraz , y Nicolás Maruri González de Mendoza. Un parásito que se mimetiza con colores y formas en un singular entorno.

Un parásito que se mimetiza de ACM ArquitecturaMuseo de Monteagudo de ACM Arquitectura

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El  Museo de Monteagudo abraza la ermita de San Cayetano y configura un nuevo espacio público que se define mediante el uso de zonas de sombras y agua fresca. Este proyecto es obra de los arquitectos Atxu Amann Alcocer , Andrés Cánovas Alcaraz , y Nicolás Maruri González de Mendoza. Un parásito que se mimetiza con colores y formas en un singular entorno.






Según los arquitectos de ACM Arquitectura el edificio es como un parásito que se mimetiza con colores y formas y se cubre con una piel de caligrafía vegetal ubicado en la ladera del cerro de Monteagudo.



El edificio forma parte de una 1ª fase que tiene como objetivo la mejora de los accesos al castillo de Monteagudo.



La ladera de este monte ha estado ocupada históricamente desde la prehistoria hasta nuestros días. Concretamente, el lugar elegido se encuentra en un poblado argánico que se conserva en muy buen estado y un yacimiento de ruinas romanas. Actualmente en esta zona se encuentra la ermita de San Cayetano que otorga un carácter especial al emplazamiento.



El edificio  se adapta a los múltiples contextos de contorno, siendo capaz de dar respuesta a la conservación de los restos arqueológicos y consolidar la zona desde un punto de vista formal y dimensional; Se ha puesto especial cuidado en la integración en la ladera y la visión desde el castillo y su entorno.



El edificio que se concibe como parte del recorrido hasta el castillo es capaz de resolver los accesos con rampas para dotar de accesibilidad al recorrido y la inserción volumétrica en el entorno.



La planta baja del edificio muestra una vocación pública abriéndose a todos los vecinos. Los grandes muros recubiertos con celosía metálica son los encargados de dar cobijo y conexión con el espacio exterior creando lugares de sombra.



En la planta primera se sitúan las salas de exposiciones, un lugar acotado y controlado que solo se vuelca al exterior para tener vistas de la vega y del castillo de forma controlada. El edificio enmarca las piezas exteriores que deben ser contempladas.



La planta baja se resuelve estructuralmente mediante pantallas de hormigón visto y cierres metálicos. La planta superior recurre al uso de una estructura metálica que es capaz de resolver los grandes vuelos del edificio y que se cierra con un panel de múltiples hojas. Todo ello envuelto en una piel de acero cor-tén perforada, que actúa como la capa final de una fachada ventilada que retoma el viejo asunto del clima como contexto.





arquitectura_museo_monteagudo_patio.jpg















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