El proyecto de una nueva iglesia diseñada por el estudio de arquitectura portugués Roseta Vaz Monteiro Arquitectos, ayuda a la mejora de un barrio que con los años se había convertido en marginal, un barrio que lleva por nombre el "Fin del Mundo" en Estoril, Cascais (Portugal).
La comunidad local estableció como uno de los objetivos principales la creación de una nueva identidad para rescatar al sitio de su década de estigma negativo. Al este y al sur, los alrededores suburbanos no ofrecían referencias interesantes por lo que se decidió crear una edificación que simbolizase un nuevo comienzo para los habitantes del barrio portugués.
La iglesia se encuentra dentro de una planta elíptica, proporcionando un sentido dinámico de magnitudes cubierta por una cúpula interior que elimina la división entre las paredes y el techo, y por lo tanto, las referencias espaciales en su interior.
Las ventanas son profundas con lo que se consigue una gran entrada de luz natural indirecta a la nave y distancia los alrededores suburbanos. Las paredes exteriores se curvan para presentar un objeto antropomórfico que se mantiene dentro del vacío infinito que la arquitectura de esta iglesia representa.
A lo largo del desarrollo del proyecto, los elementos conceptuales clave fueron dos espacios vacíos evocando la idea de lo sagrado. El patio, un lugar donde la comunidad podría reunirse, un espacio que conecta los espacios públicos existentes de la ciudad y se abre a un valle escarpado que ofrece vistas lejanas del mar. Y la nave, un espacio sagrado que presenta aquello que no pudo ser presentado. Un espacio introspectivo, infinito e irrepresentable. Para lograr esto, el equipo de arquitectos se inspiró en las obras de Bernini, Piranesi y Rachel Whiteread.
Un increíble proyecto que fue llevado a cabo gracias a un proceso participativo que involucró a todos en la comunidad local para garantizar la sostenibilidad social y económica del proyecto. Un espacio que incluye una iglesia, un centro comunitario, el cual ofrece trabajo y cuidado de niños a algunos de los antiguos residentes de los barrios marginales, una escuela primaria y un auditorio. Todo un proyecto social de gran sentido artístico e incluso espiritual.
Fotografía, Joao Morgado
©ROSETA VAZ MONTEIRO ARQUITECTOS