Edificio CASTELAR en Madrid: una Obra MaestraPresentamos hoy a nuestros lectores de Arquitecturayempresa, una obra maestra de la arquitectura española, un edificio emocionante, tal vez el más notable de la Castellana madrileña.
El Edificio Castelar, como todas las grandes obras, es fruto de una concepción única y original, redonda en todos sus aspectos, que se hace realidad a través del tesón, del esfuerzo constante de un arquitecto que lucha contra viento y marea para que su visión se ejecute sin renuncias, sin nada que enturbie la perfecta coherencia de la idea original.
Hablamos de la obra cumbre de Rafael de La-Hoz Arderius, padre de nuestro compañero Rafael de la-Hoz Castanys ( Madrid 1955) y Gerardo Olivares. Una historia que comienza en 1974 cuando el Banco Coca les encarga el proyecto de su sede central en el Paseo de la Castellana. El edificio se terminará 12 años más tarde, después de múltiples avatares y de la fusión del Coca con Banesto. Un relato algo sórdido pues el Banesto pagó un enorme sobreprecio en la operación, lo que derivó en un juicio al dueño del Banco Coca que finalmente se acabó suicidando. Banesto, que no sabía muy bien qué hacer con un edificio sin terminar y de difícil concepción, tomó la decisión, a instancias de los autores, de finalizarlo con el único objetivo de venderlo mejor. Lo adquirió la Mutua Madrileña que se lo alquiló a Catalana de Occidente.
Medio abandonado y con algunas plantas vacías, en 2010 el inmueble se cerrará durante un año para ser remodelado por el propio De La-Hoz hijo. Fue un arduo trabajo de recuperación de los conceptos originales. Las plantas volverán a ser diáfanas, se quitarán las banderas exteriores y la espantosa barandilla de la escalera.
Decía Rafael de la-Hoz sobe el edificio Castelar: “… fue un carísimo experimento tecnológico y hay que entender que un prototipo nunca es rentable, necesitas un mecenas como Coca, un amante del arte. La idea era crear un prisma de cristal que flotase como un farolillo gigantesco. En un alarde, los 18 pisos se sujetan a un sólo brazo de hormigón que ni siquiera está en el centro del edificio, sino más atrás, para que el 85% del suelo quede suspendido sobre el aire. Luego, para colocar la fachada sin fastidiar el efecto, el arquitecto la colgó de tirantes: tan sólo 24 cables, tan finos que cada uno cabe dentro de un puño”.
“Quedaba un problema-continua De La-Hoz hijo- un edificio de cristal en una ciudad soleada es un horno o, más bien, un invernadero. Imaginen un coche con las ventanas cerradas, dentro hace un calor tremendo, pero al otro lado del coche, la luz filtrada ya no calienta. Con esa idea, mi padre atrapó el calor del sol en una doble piel de cristal que sólo dejaba pasar al interior la luz fría. Si quería ser consecuente sólo podía usar vidrio para sujetarlo... ¿Pilares de cristal? Parece una contradicción de términos, pero es lo que consiguió el arquitecto tras años de investigación. Aún hoy, este vidrio con función estructural es una excentricidad, una hazaña de ingeniería”
Continua De La-Hoz: …"muchos años después cada vez que estaba fuera y había tormenta en Madrid mi padre me llamaba con una sola pregunta: ¿se ha caído el Coca? No sólo no se ha caído, sino que se ha revalorizado. En su momento le criticaron por antiguo, pero ha tenido un reconocimiento tardío, el propio Richard Rogers me dijo que le parecía el mejor de Madrid".
Es realmente un edificio perfecto. Su posición elevada sobre la castellana se resuelve con una escalinata de travertinos que parece tallada en un bloque. No habrá más materiales, tan solo esta piedra y el cristal. La antesala también es soberbia, un pórtico de entrada que se hunde en un patio lateral que resalta la ejemplar implantación del prisma volado. Por dentro, un magnífico vestíbulo de luz etérea y cenital que acompaña una escalera que emerge de la roca con una potencia y una limpieza emocionante.
El edificio se realiza inicialmente con una estructura convencional de pilares-puntal, que aguantan a compresión hasta que se realiza en cuerpo central y el voladizo superior. Después se fijan los cables a tracción y finalmente cuando estos entran en tirante, los falsos pilares se retiran dejando el edificio colgando. El proceso constructivo queda perfectamente explicado en el magnífico video que enlazamos a youtube de los arquitectos Nuria Campillo y Eduardo Hernández del Caz.
Nada más que decir, una verdadera obra maestra.
Fotografías: Julio Gómez Perretta
