Adrián Elizalde / © Fotos Adrià GoulaSe quería devolver el aspecto original de aquellos elementos que habían quedado bajo capas de sucesivos revestimientos a la vez que aumentar la luminosidad natural en las estancias, con estas premisas se acometió el proyecto de rehabilitación y reforma de esta vivienda situada en el "Eixample Cerdà" en Barcelona que data de 1930.
El interior del apartamento antes de la intervención se encontraba en mal estado de conservación, era una suma de espacios oscuros debido a la compartimentación excesiva y a la superposición de distintas capas de materiales e instalaciones que se habían realizado a lo largo de los años. La arquitectura original se había escondido casi por completo.
La primera acción que el arquitecto, Adrián Elizalde, puso en marcha fue la de “defoliar” las diferentes capas superpuestas hasta que vieran la luz los elementos constructivos tradicionales, el pavimento hidráulico, el techo abovedado y las carpinterías originales de madera.
La nueva distribución de la vivienda se ha simplificado con la intención de conseguir espacios más amplios y más luminosos. La ubicación de las piezas de cocina y de baño se han mantenido, de este modo no se modificaba el trazado de las instalaciones ahorrando así costes, ya que el presupuesto era ajustado. No obstante si se ha renovado su aspecto íntegramente.
El comedor se convierte en el corazón de la casa, en éste se dispone una mesa de 3,10 metros de longitud, única en todo el piso, y en la que desarrollar todas las actividades: comer, estudiar, apoyo a cocinar, etc. También se dispone un banco corrido a lo largo de la pared que aglutina diversas funciones ya que además de servir de asiento es estantería y resuelve parte del almacenaje.
El pavimento hidráulico es un elemento que cobró protagonismo en el proyecto dada su belleza y relevancia. Pudieron mantener un número elevado de piezas, tan sólo se sustituyeron aquellas que estaban en muy mal estado. Para maximizar la luz natural y al mismo tiempo resaltar el pavimento con sus colores y dibujos únicos se pintaron todas las paredes de blanco.
Los materiales nuevos que se han aportado dialogan en armonía con lo histórico. Diseñaron un sistema de puertas correderas que permiten transformar el espacio compartimentarlo según la necesidad o la privacidad requerida en cada momento. Estas puertas se deslizan siempre exteriormente a las ligeras y estudiadas particiones que proyectaron, generando una composición dinámica de los límites. La parte superior de estas particiones se resuelve con vidrio, de modo que el espacio fluye superiormente consiguiendo una sensación de espacialidad mayor y mejorando su iluminación natural.
© Fotos Adrià Goula
© Planos Adrián Elizalde
