ARQUITECTURA DEL BIENESTAR

Balneario en Amélie-Les Bains, del arquitecto Francisco Mangado

Fruto del concurso internacional organizado por el Ayuntamiento de Amélie-Les Bains y ganador del primer premio, el proyecto para renovar el antiguo hospital termal en un centro termolúdico busca una actuación respetuosa con el entorno y el edificio preexistente. 

Balneario en Amélie-Les Bains, del arquitecto Francisco MangadoBalneario en Amélie-Les Bains, del arquitecto Francisco Mangado.

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Fruto del concurso internacional organizado por el Ayuntamiento de Amélie-Les Bains y ganador del primer premio, el proyecto para renovar el antiguo hospital termal en un centro termolúdico busca una actuación respetuosa con el entorno y el edificio preexistente. 




El lugar sobre el que se ubica el nuevo centro termolúdico proyectado por Francisco Mangado, tiene por sí mismo extraordinarios valores paisajísticos e históricos. Su posición elevada en la ciudad, su condición topográfica anclada al paisaje de la montaña y al hecho de haber sido ya un centro termal incorporado a la memoria del lugar, constituyen sin duda valores que la nueva intervención no puede hacer sino destacar y enfatizar.





Especialmente atractivo es el valor tectónico y material del conjunto, principalmente visible a partir de los pétreos muros de contención del paisaje y del espesor y la solidez de la construcción y los muros existentes de mamposterías. El valor de la misma no está en su condición estilística ni formal, sino en esa construcción verdadera, en esos muros bien edificados que le han permitido sobrevivir en el tiempo.





La base de la actuación ha sido entonces intentar respetar la construcción existente del antiguo complejo de las termas en todo lo que se refiere a su parte masiva y permanente, reconfigurando las cubiertas, reforzando los espacios termales resultantes, y creando un nuevo cuerpo, más ligero y vítreo, que apoyando y discurriendo entre la edificación existente que actúa a manera de zócalo, permite incorporar las nuevos usos junto con el esquema de circulaciones necesario para el perfecto funcionamiento del nuevo conjunto termal.



Por tanto, ligereza sobre pesadez. La ligereza, el volumen y las superficies vítreas como manifestación de contemporaneidad se apoyan sobre los macizos heredados, sobre la construcción densa que procede del pasado.





Este volumen lineal vítreo, que de alguna manera recorre todo el conjunto preexistente, permite definir límites, cerrando el conjunto hacia el interior y configurando una nueva fachada formada por el edificio preexistente que actúa como zócalo o basamento, y un cuerpo ligero que apoya sobre aquél. Se define así mejor el espacio entre hotel y termas que se configura como un jardín.



Así, en términos conceptuales, la propuesta ha sido una actuación que siendo respetuosa con el pasado, no pasa desde luego desapercibida en términos conceptuales y formales, afirma su contemporaneidad produciendo un conjunto integrado  en el que la lectura del tiempo, de los distintos tiempos, es fácilmente reconocible a través de la expresión de sus formas y materiales.





El otro concepto implícito en la propuesta que presenta Francisco Mangado tiene que ver con la búsqueda de una cierta intimidad. La propuesta, aprovechando el gran patio elevado existente y creando un nuevo acceso que relaciona este espacio con la zona elevada donde se ubican las superficies de agua al aire libre, crea una estructura claustral que permite la citada intimidad a la vez que una amplia relación con el exterior.



Datos del proyecto: Francisco Mangado

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