Templo de Jerusalén. Arquitectura hebreaY ya en la recta final de estas Navidades, a tan solo de un día para el gran día de niños y muchos mayores con la llegada nocturna y silenciosa de los Reyes Magos de Oriente, destacamos la importancia y relevancia de la arquitectura en la época del nacimiento de Jesús en la historia católica.
A pesar de que actualmente se cuentan con grandes tecnologías y medios para conseguir desvelar los entresijos de las construcciones y el arte de la arquitectura hebrea de aquel momento, son las inscripciones de la Biblia y las del Corán las que realmente describen con detalle sus técnicas y acabados.
Los hebreos se asentaron en la zona de Palestina, al Sur de Fenicia. Dentro del arte hebreo destacaba la arquitectura en la cual, eran notables los palacios y las viviendas de los nobles. Dichas construcciones eran de piedra y argamasa, y contaban con cisternas, baños, calefacción central y sistema de cañerías debido a una gran influencia de la arquitectura romana puesto que fueron culturas paralelas.
En la antigua arquitectura monumental hebrea destaca especialmente el famoso templo construido por el Rey Salomón en siglo décimo A.C, el Templo de Jerusalén. Durante el período de la monarquía unida, los hebreos desarrollaron un tipo de orden arquitectónico al que se conoce como proto-jónico.
Una edificación, que según cuenta la historia fue construida por los mejores arquitectos de la ciudad, entre ellos Asmodeus, y solamente con piedra, sin ningún refuerzo de hierro para la unión de los sillares puesto que entonces se creía en que “Quien hierro usa por el hierro muere”. Fue una obra de proporciones colosales, para la cual miles de israelitas fueron reclutados para trabajar del mismo modo que se hizo con las pirámides, era obligatorio para todos como si fuera un servicio militar.
Se situó en la cima del Monte Moriá, en una explanada de aproximadamente 4.000 m², orientado sobre un eje longitudinal en dirección Este-Oeste. Debió tener una longitud interior de aproximadamente 27 metros, 9 metros de ancho y una altura de 13,5 metros. Sus dimensiones, por tanto, eran más bien las de una capilla palatina, ya que el culto se hacía desde su exterior. A ambos lados de su entrada se erigieron dos columnas, llamadas Jaquín y Boaz, y una puerta chapada en oro, de 10metros de alto por 4 de ancho, daba la bienvenida a los sacerdotes y al Rey en la entrada al templo.
Después de este vestíbulo, se encontraba la estancia principal, el Hajal o Santo revestido de láminas de cedro traídas del Líbano, iluminado a través de unas ventanas altas. Un diseño que guardaba una proporción de 1:2, por lo que la planta del Hajal estaba compuesta por un doble cuadrado. El forjado de piedra se cubrió también con madera de cedro. La tercera sala, el Pemir, Kodet HaKodasht, se encontraba en la parte trasera, a un nivel más alto que el Heijal, y sólo podía accederse a él a través de una escalera. Se cuenta que era en esta tercera sala donde se encontraba el Arca de la Alianza, dentro de la cual se guardaron las Tablas de la Ley, entregadas por Jehovah a Moisés, en que estaban grabados los Diez Mandamientos, que sirvieron de conexión entre Jehovah y los israelitas.
Este gran templo se convertiría en la base de la ciudad de Jerusalén y posterior Templo de Herodes el grande y finalmente en el Templo de Jerusalén, un templo de impresionantes magnitudes que llega hasta nuestros tiempos como el origen de una de las ciudades más antiguas del mundo.
